A estas mujeres mayas no sólo las une su labor de amas de casa: desde hace un año, también las une la pasión y amor por el softbol.
“Muchas no sabían ni cómo agarrar una mastota (manopla); no tenían ni idea de cómo era jugar, mis papás les fueron explicando, mi hermanito… y de ahí empezamos las prácticas, sacaban un tiempo ellas para salir a practicar y ya, creo a los 15 días del entrenamiento, tuvimos un primer partido y de ahí fueron integrándose más y hasta ahorita están felices, juegan con pasión, les gusta”.
Beatriz Canul, capitana del equipo Felinas Mayas de Opichén
Empuñan el bate y en cada disparo mandan a “volar” los estereotipos y críticas.
En el municipio de Opichén, al sur de Yucatán, estas 22 mujeres visten de jeans y blusas típicas yucatecas, y cada domingo se adueñan de estas canchas, levantan el polvo, dejan la garra en busca del anhelado home run.
“Porque somos de Yucatán y es el traje típico de Yucatán y ahorita como no podemos comprar nuestros uniformes, con estas blusas es parte de nuestra tradición. Muchas tienen miedo de salir, porque la mayoría está acostumbrada a estar en su casa … Y dirán: ‘Ese deporte es sólo para hombres, creo que mejor me quedo en mi casa; en lugar de salir en el sol’. No sé qué piensan, pero a mí cuando me invitaron la verdad me gustó, porque yo antes he jugado otros deportes, pero me quedé con softbol”.
María Dzet, pitcher de las Felinas Mayas de Opichén
Y es que en medio de la pandemia, aún sin púbico, nunca han dejado de asistir puntuales a la cancha.
Saben que es su espacio, su momento y el sano esparcimiento con esta otra familia en la que se ha convertido este equipo.
“Cuando entro en la cancha, lo primero son los nervios, ya cuando empieza el partido es a concentrarnos en el partido y ya se nos olvida que estamos rodeadas de tanta gente y se nos olvidan hasta los nervios. Estamos enfocadas en lo que es el partido. Es una emoción muy grande”.
Arely Canul, primera base de las Felinas Mayas de Opichén
“Siempre me ha gustado la adrenalina y me dieron ganas de participar con las muchachas, porque veo el empeño que tiene cada quien y así me transmiten también un poco de su energía, pues yo soy una artesana del pueblo, elaboro huipiles y blusas, pero todo el tiempo he estado en mi actividad sentada, y yo necesito ejercicio también para poder darle movimiento a mis pies, a mi cuerpo”.
Arcelia Cen, jardinera de las Felinas Mayas de Opichén
Mujeres que demuestran el compañerismo no sólo en la cancha sino también en otras batallas, como cuando a la capitana del equipo se le incendió su casa perdiendo todo su patrimonio; entonces, las Felinas sacaron las garras y volvieron a reconstruir el hogar.
Aseguran que mujeres como “Las Diablitas de Hondzonot”, en Quintana Roo, las inspiran a seguir jugando y aspiran a hacerlo algún día de manera profesional.