El Dios Kukulcán de los mayas descendió por las escalinatas del Castillo de Chichén Itzá, en Yucatán, y así el Equinoccio de Primavera marcó la llegada de la nueva estación y la “bendición” de la tierra que los mayas esperaban para iniciar la siembra.
Aunque tímido, desde el lunes, Kukulcán se ha dejado ver en el Castillo, donde cada Equinoccio de Primavera y Otoño se observa este fenómeno astronómico.
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Se trata del juego de luz y sombra que simula el momento en que una serpiente baja por las escaleras hasta tocar con su cabeza el pie de la pirámide.
“Es un periodo de 30-40 minutos en que se hace el reflejo total de los cuerpos del Castillo sobre la parte de la barda oeste de la escalinata del Castillo”, señala José Osorio, director de la zona arqueológica.
La icónica Chichén Itzá es una de las 7 Maravillas del Mundo Moderno y este fenómeno conocido como “El descenso de Kukulcán”, puede observarse días previos y días después del cambio de estación.
Como cada año, el turismo acude a la ciudad maya de Chichén Itzá a contemplar el descenso de la serpiente emplumada.
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“Interesante que ellos hayan podido haber predicho todo esto, que hayan investigado viendo las estrellas, que viendo la información de la naturaleza puedan predecir información tan precisa como cuándo era el mejor tiempo para cosechar y que hasta el día de hoy se pueda seguir usando; eso habla de lo osado que eran los mayas”, refiere Christopher Gorjira, turista.
Las zonas arqueológicas de Dzibichaltún y Mayapán, donde también se observan fenómenos arqueo astronómicos, esta vez se mantienen cerradas al público, debido a conflictos con ejidatarios de la zona.