Cada 7 de diciembre, los habitantes de Tuxpan, Veracruz, celebran el Día del Niño Perdido, poniendo diversas velas en la ciudad para alumbrar el camino. Si no sabes de qué trata esta tradición, a continuación te decimos.
¿Cuál es el origen del Día del Niño Perdido?
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Su origen se remonta al Evangelio de San Lucas, y va de la mano con las creencias religiosas de las fiestas decembrinas.
En el libro de Lucas, se narra la historia del niño Jesús a los 12 años, cuando viaja con sus padres a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Al emprender su viaje de regreso a Belén, María y José se dan cuenta de que Jesús no está con ellos. Después de tres días de búsqueda, lo encuentran en el templo, dialogando con los maestros judíos.
De acuerdo con los veracruzanos, se prenden las velas para enseñarle al niño Jesús el camino a casa, así como se plantea en el Evangelio del santo mencionado.
Del mismo modo, se comenta que las velas ayudan a los niños perdidos a encontrar el camino a casa.
Esta historia ha sido reinterpretada por los habitantes de Tuxpan y otros municipios de la región como una historia sobre un niño perdido que encuentra el camino a casa. Las velas que se encienden en esta tradición simbolizan la luz de Dios, que guía a los niños perdidos.
¿Cómo se celebra el Día del Niño Perdido?
Desde 1920, en Tuxpan, el Día del Niño Perdido es una celebración muy importante. Comienza con una misa en la Catedral de Nuestra Señora de la Asunción. Después de la misa, los niños salen a las calles con sus carritos de cartón para jugar.
En las casas, los menores encienden velas y colocan ofrendas. Éstas suelen incluir juguetes, dulces y otros objetos que les gustan a los niños.
Esta tradición es una forma de recordar a los niños que están perdidos y de pedir a Dios que los proteja. Es también una oportunidad para celebrar la inocencia y la alegría de los pequeños.