En medio del llanto, forzada por sus padres una adolescente migrante se internó caminando al Río Bravo cerca de la media noche, a punto de expirar el Título 42.
Una pequeña viaja en los hombros de su padre, se aferra al brazo de su hermanito que va en hombros de su madre. Avanzan en las aguas heladas para llegar a Estados Unidos.
A paso lento, un hombre de la tercera edad avanza hacia su sueño.
“Te dije que botaras las chancletas, ayúdale ahí, ayúdamele ahí papi, quítate las chancletas esas, baje, baje”
Los cruces de migrantes desesperados de media noche fueron el último intento por llegar a territorio estadounidense antes de la entrada en vigor el Título 8.
Plegarias y oraciones fueron su único sostén, mientras del otro lado del río, uniformados con fusiles los esperaban para retornarlos.
Así transcurrieron los minutos previos al arranque del Título 8 en la frontera en Matamoros, Tamaulipas y Brownsville, Texas.
Más de 300 migrantes intentaron el cruce, pero solamente 25 lo lograron. Los demás seguirán insistiendo.
“Confiamos en Dios que todo nos va a salir bien, tengo fe que dios ante nosotros está ahí guardándonos, si hemos llegado aquí es por un propósito”.
Isaiana Moncada, migrante nicaragüense