En Sonora, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) investiga posibles restos saqueados por apaches luego de la leyenda que circulaba sobre el oro jesuita enterrado bajo los templos en la Exmisión de Cocóspera.
Leyenda del oro en la Exmisión de Cocóspera, Sonora
De acuerdo con el INAH, la fragilidad que hoy presenta la Exmisión de Cocóspera, Sonora, se debe a la invasión de buscadores de tesoros de todo tipo, quienes, bajo la creencia del oro jesuita enterrado bajo de los templos –mito que, alimentaron en gran medida las acusaciones presupuestales de los franciscanos– la irrumpieron en búsquedas sin sentido y, por obviedad, sin resultados.
“Incluso, debajo de la misión hay un túnel de 14 metros que los gambusinos hicieron para buscar cámaras secretas que no existen”, explicó el arqueólogo líder del proyecto de restauración al referir que las misiones jesuitas vivían, esencialmente, de la ganadería y agricultura.
- El mito de la leyenda incrementó entonces los saqueos en el sitio.
Apaches saquearon tumbas
El templo, desde su construcción en el siglo XVII, se ha expuesto a innumerables contratiempos como la invasión de apaches, saqueos y terremotos. En 2019, se hicieron sondeos y excavaciones al exterior del templo, localizando fragmentos de huesos humanos en el derruido baptisterio.
Los restos óseos probablemente de individuos inhumados en nichos bajo el piso del área bautismal, se encontraron visiblemente afectados por el saqueo, de allí que los dos únicos huesos recuperados, fueron un fragmento de fémur y un cráneo fracturado; ambos fuera de sus contextos originales.
“El cráneo estaba colocado en una esquina del baptisterio y tenía encima una roca, lo que nos hace suponer que fueron los propios saqueadores quienes, en su frustración, aventaron la piedra y quebraron el cráneo”, Júpiter Martínez, arqueólogo del INAH.
Los restos encontrados de esa forma podrían hacer suponer que molestos, por no encontrar las riquezas de las que las leyendas hablaban, ocultas en la Exmisión de Cocóspera, los apaches y otros saqueadores arrojaban los huesos de jesuitas enterrados en las criptas del templo.
Las ruinas de la exmisión son testimonios de la historia de la evangelización en el septentrión novohispano, de la resistencia indígena y de fenómenos como el terremoto de 1879, que colapsó las dos torres del inmueble.
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