Este próximo 2 de febrero llegará el Día de la Candelaria, y con él los tradicionales tamales que tendrá que pagar el afortunado al que le haya tocado el “niño” en la Rosca de Reyes; por ello, abrimos debate en Sinaloa y te preguntamos si los “tamales barbones” son los más famosos del estado.
Los tamales típicos de Sinaloa están hechos con chile colorado; los llamados “tamales tontos” son de masa solamente, y los “barbones” son originales de la ciudad costera de Escuinapa, al sur del estado; se llaman así porque cuando son rellenados, se les deja saliendo la cabeza del camarón con sus barbas.
Si quieres probar este delicioso platillo, escápate el fin de semana a Escuinapa, donde se preparan los mejores. No sabemos si sean los mejores de Sinaloa, pero sí te podemos garantizar que son deliciosos.
¿Cuál es el origen del tamal?
La palabra “tamal” proviene del náhuatl tamalli, que significa “envuelto”. Por tanto, puede ser definido como un platillo de origen mesoamericano, cuya característica principal es que está envuelto en una hoja, principalmente de maíz.
Se han consumido desde hace años en esta zona del continente, pero su creación es muy antigua y se ignora a quién o a quiénes se debe; así pues, resulta erróneo decir que surgieron con los aztecas o los mayas, pueblos más recientes.
Se cuenta con datos arqueológicos que apuntan hacia un origen mucho más antiguo, incluso precedieron a las tortillas y se tiene la certeza de que su preparación se remonta a unos mil años antes de nuestra era.
¿Por qué se comen tamales el 2 de febrero?
Comer tamales el 2 de febrero, también conocido como Día de la Candelaria, es “un gusto gastronómico” parecido a todas las fiestas mexicanas. Sin embargo, existe una íntima relación con nuestro pasado prehispánico.
Para conmemorar el inicio de la temporada de siembra, los aztecas realizaban diversos rituales en honor a Tláloc, Chalchiuhtlicue y Quetzalcóatl.
En estos rituales se servían productos elaborados con maíz, entre ellos los tamallis, como ofrenda para los dioses.
A partir de la Conquista, el sincretismo de diversas celebraciones religiosas mantuvo como costumbre este platillo que hoy es emblemático de la cultura mexicana.