Un fascinante descubrimiento arqueológico salió a la luz en la Isla Macapule, Sinaloa, una de las 17 ínsulas que conforman el Golfo de California. Este hallazgo, que podría convertirse en el sitio arqueológico de concheros más extenso del estado, destaca por su potencial para ofrecer nuevas claves sobre la transición cultural prehispánica en la región.
Un tesoro cultural en la Isla Macapule
A través de un comunicado de prensa, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que realizó un detallado trabajo de prospección en junio de 2024. Dentro de esta investigación, los expertos encontraron un área que servía como puente entre dos grandes áreas culturales de la antigüedad: Aridoamérica y Mesoamérica.
La reciente exploración arqueológica, apoyada por la Secretaría de Cultura federal, registró un total de 15 sitios arqueológicos en un tramo de 30 kilómetros entre los poblados de Chorohui y La Pitahaya. De estos, 12 han sido severamente afectados por la agricultura intensiva, dejando en la superficie apenas restos de cerámica y herramientas líticas como metates.
Sin embargo, fue en la Isla Macapule donde se descubrieron ocho imponentes montículos de conchas, distribuidos a lo largo de 8 kilómetros desde la línea de playa. Estas estructuras alcanzan entre 8 y 12 metros de altura, con una circunferencia de aproximadamente 30 metros en su base.
Este hallazgo es notable, ya que el sitio más cercano con características similares, conocido como El Calón, se encuentra a más de 300 kilómetros al sur, en las Marismas Nacionales. Este contexto único ha despertado el interés del Proyecto Arqueológico Guasave (PAG) y de su responsable, José Rodrigo Vivero Miranda, quien señala que el descubrimiento en la Isla Macapule podría arrojar luz sobre la interacción cultural entre las sociedades prehispánicas del noroeste de México y del suroeste de los Estados Unidos, así como con las civilizaciones mesoamericanas del centro-occidente del país.
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De acuerdo con el boletín de prensa, el descubrimiento en Isla Macapule subraya la relevancia de la región como un área de transición cultural en tiempos prehispánicos.
Según Vivero Miranda, el territorio que hoy ocupa Guasave no sólo fue una frontera entre Aridoamérica y Mesoamérica, sino también un crisol donde elementos culturales de ambas áreas se mezclaron para formar una identidad única. Aunque aún es temprano para sacar conclusiones definitivas, los indicios sugieren que este sitio podría ser comparable a ciudades fronterizas modernas como Tijuana o Nogales, donde convergen diversas influencias culturales.
La exploración de los montículos en Isla Macapule ofrece, según el INAH, una oportunidad invaluable para comprender no solo las formas de subsistencia de las antiguas civilizaciones, sino también la interacción comercial entre las comunidades costeras y las del interior.
El Centro INAH Sinaloa, dirigido por Servando Rojo Quintero, planea realizar los estudios necesarios para gestionar la declaratoria de Zona de Monumentos Arqueológicos, una protección que garantizaría la preservación y estudio continuo de este sitio. Se espera que esta declaratoria permita futuras excavaciones y análisis detallados de las estructuras de conchas, que podrían albergar contextos arqueológicos comparables a los descubiertos en el Sitio 117, también conocido como “El Ombligo”, explorado por Gordon F. Ekholm en 1938.
El legado de “El Ombligo” y su relación con la Isla Macapule
El Sitio 117, ubicado en Chorohui, fue clave para definir un área de transición cultural entre la tradición Huatabampo y el complejo arqueológico Aztatlán. Este montículo funerario, que mide 1.50 metros de alto y 30 metros de circunferencia, reveló casi 190 entierros, muchos de los cuales presentaban deformación craneal tabular erecta. El sitio mostró dos fases de ocupación: la primera, entre 650 y 1150 d.C., vinculada a la tradición Huatabampo, y la segunda, entre 1150 y 1450 d.C., asociada al complejo Aztatlán. Las diferencias en los ajuares funerarios, que van desde botellones de cuello largo hasta sartales de conchas, reflejan la diversidad cultural y las influencias externas en la región.
Vivero Miranda resaltó que el Proyecto Arqueológico Guasave tiene como objetivo principal profundizar en la comprensión de cómo los antiguos habitantes de la región integraron elementos culturales no locales en su vida cotidiana. La Isla Macapule, con sus montículos de conchas, brinda una ventana excepcional para explorar no solo las estrategias de subsistencia de estas comunidades, sino también las redes comerciales y la diversidad de la población que habitaba el área que hoy es Guasave, Sinaloa.
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La exploración arqueológica en la Isla Macapule aún se encuentra en sus etapas iniciales, pero su potencial es indiscutible. Con la colaboración del INAH y la Universidad de Oklahoma, se espera que este sitio sea objeto de estudios más exhaustivos en el futuro cercano. El análisis de los montículos de conchas podría ofrecer nuevas perspectivas sobre la interacción cultural en el noroeste de México, aportando valiosos datos sobre la compleja historia de la región y su conexión con otras áreas del continente americano.
Finalmente, el INAH resaltó que, el hallazgo en Isla Macapule representa un tesoro oculto que, una vez estudiado en profundidad, podría transformar nuestra comprensión del pasado prehispánico de Sinaloa y sus vínculos con otras culturas mesoamericanas y del suroeste de Estados Unidos.