Puebla es un estado reconocido no sólo por su belleza o su rica gastronomía, sino por paisajes únicos, como el del lugar con iglesias ocultas en montañas.
Puebla destaca por sus iglesias, pero hay un pueblo donde se llevó la fe hasta los cielos luego que franciscanos, tras la conquista, decidieran construir entre montañas los templos.
Ixtacamaxtitlán, Puebla: El rincón con iglesias ocultas en montañas
A Ixtacamaxtitlán se viene a admirar sus muchas montañas y las iglesias que entre ellas se ocultan. De ahí que sea el rincón poblano ideal para los amantes de fotografía.
En este rincón de Puebla, la Iglesia de San Francisco Ixtacamaxtitlán fue fundada después de la conquista por la orden Franciscana, originalmente era de techumbre de dos aguas de teja y artesón con capillas laterales y aunque sus columnas eran de madera, en un principio siempre fue de tres naves, fundada en el siglo XVI y ubicada en la cabecera municipal.
Después de San Francisco, la primera iglesia en este rincón rodeado de montañas, los templos se convirtieron en una misión especial de la orden de los franciscanos, por lo mismo, en el siglo XVI, decidieron que se abriría una especie de convento para la orden eclesiástica que se esparcía por la zona centro y norte del país.
Es así que la mayoría de las iglesias de Ixtamaxtitlán fueron dependientes del proyecto conventual que los franciscanos establecieron aquí en el siglo XVI, de ahí que hayan sido fundadas alrededor de la misma época y se encuentren relativamente cerca unas de otras.
Por eso, visitar cada una se convierte en una experiencia sin igual, no sólo por la belleza que encierran los colores que fueron impregnados por los pobladores en cada uno de los templos, sino por su inerte arquitectura que se mantiene serena y expectante, rodeada de montañas.
Cúpulas de talavera y fachadas de piedra, dan fe, no sólo de que el pueblo de Ixtamaxtitlán está orgulloso por preservar su nicho histórico, sino del increíble trabajo arquitectónico que realizó la orden de los franciscanos al edificar, a pesar de las montañas, iglesias que siguen en pie desde hace ya más de cinco siglos.
Pueblo católico, ¿desde antes de ser católico?
Hay una leyenda que circula entre los pobladores, y es que se cree que Ixtamaxtitlán fue uno de los sitios antes de la conquista, que no sólo no se opusieron a los españoles, sino que adoptaron el catolicismo con fervor.
Esta leyenda no es del todo falsa, pues según registros históricos, se cree que para el año 1519 gobernaba el señorío establecido en lo alto de la montaña Acolhua, el Rey Temamascuicuil, quien a la llegada de Hernán Cortés, quien venía de Zempoala para dirigirse hacia Tlaxcala, lo invitó a disfrutar de su hospitalidad durante tres días, en los cuales el conquistador acompañado de sus hombres, fue objeto de alojamiento, regalos y hasta indígenas que le fueron leales.
Los sacerdotes jesuitas comenzaron a cristianizar a los habitantes del lugar y en esta forma, el rey Temamascuicuil, ya bautizado y convertido a la religión católica se llamó Francisco Temamascuicuil y posteriormente, el gobernante pidió permiso a los españoles para cambiar la cabecera al Valle, solicitud que le fue concedida.
Dicen que la petición nació debido a que le avergonzaba todo lo relacionado antes de la conversión católica, aunque historiadores no han podido determinar la razón exacta de la petición, por ello se cree que este pueblo, estaba destinado a creer en dicha fe, misma que aseguran los ha protegido de desastres naturales y otros peligros.