El médico Rogelio “R” se infectó de COVID-19 en el municipio de Teziutlán, Puebla; sin embargo, gracias al trabajo de sus compañeros, sobrevivió tras estar intubado 12 días. Una vez fuera de peligro, se reincorporó a su labor médica para salvar vidas.
El urgenciólogo de 52 años, quien trabaja en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), se infectó en la fase más crítica que vivió el municipio de Teziutlán, a finales de septiembre de 2020.
Durante una de sus jornadas de trabajo, Rogelio intubó a una persona que llegó con dolor precordial. A través de una placa de Rayos X, se percató que había una diseminación pulmonar seria y, al realizarle la prueba rápida, el paciente salió positivo a COVID-19.
El inicio de los síntomas
A los pocos días, el médico urgenciólogo comenzó con los primeros síntomas: fiebre, pérdida del gusto y olfato, por lo que acudió a la Unidad de Medicina Familiar No. 22 en Teziutlán, donde corroboró el diagnóstico y se resguardó en su domicilio con el tratamiento previo.
Una vez en su casa, Rogelio comenzó a desaturar a 90 %, el dolor de cabeza incrementó, se agravaron los problemas intestinales, dolor abdominal, cuadros de enteritis y vómito.
Ingresó al Hospital General de Zona No. 23 en situación crítica, con saturación al 86 % y, al no presentar mejoría, los especialistas tomaron la decisión de enviarlo al Hospital General de Zona No. 20 “La Margarita”.
“Después de 12 días, regresé a este mundo”.
Señaló el doctor Rogelio, quien, para su recuperación, recibió transfusión de plasma convaleciente.
Perdió más de 14 kilos tras ser intubado
Durante su estancia en el Hospital de “La Margarita”, perdió más de 14 kilos, regresó a su natal Teziutlán para continuar su convalecencia y, el 3 de enero de 2021, regresó a laborar.
“Lo único que quería en esos momentos tan críticos es que no tuviera dolor, pudiera comer, ir al baño y que no tuviera fiebre, con eso era una riqueza”.
Expresó.
Con base en su experiencia, el médico urgenciólogo hizo un llamado a la población a cuidarse y extremar medidas, ya que los jóvenes son los que llevan el COVID-19 a sus casas e infectan a las personas mayores o vulnerables que están en resguardo.