En Juchitán, Oaxaca, los pobladores de origen zapoteco se reúnen el Domingo de Ramos en el panteón que lleva el mismo nombre por la celebración que marca el inicio de la Semana Santa, para recordar a todas las personas que se han adelantado en el camino.
La celebración del Domingo de Ramos en la etnia zapoteca es ancestral y se mantiene viva hasta nuestros días. Aquí, se tiene la creencia que los fieles difuntos gozan del permiso de los dioses de venir a convivir con los vivos. Sobre el origen de esta tradición habló Irma Pineda Santiago, escritora zapoteca.
“No hay una fecha precisa, pero se considera que es mucho antes de la llegada de los españoles, porque en cada una de las culturas indígenas, siempre hubo rituales de vinculación con los muertos, porque para las culturas indígenas nuestros muertos no los enterramos y se olvidan, nuestros muertos vienen a visitarnos en esencia, en alma, en espíritu y seguimos vinculados con estas almas”.
Comentó Irma Pineda.
Así se celebra en el panteón Domingo de Ramos de Juchitlán
En esta convivencia entre vivos y muertos se recuerda a los que ya se adelantaron, con música, llanto o con alguna anécdota. Las tumbas son adornadas con flores, se colocan velas y la fotografía del difunto. Una de las habitantes de Juchitán, Gloría de la Cruz Pérez, explicó cómo se vive esta festividad.
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“Se visita a nuestros muertitos, se viene a festejar con ellos, traerles cosas, estar uno con ellos, ¿De dónde viene la tradición? De los zapotecas, hace muchos años. Son sentimientos encontrados, tanto tristeza como alegría, los que ya se fueron nos dan una tristeza, pero nos alegra, que gracias a Dios, todavía venimos, para traerles un ramito de flores, una veladora”.
Declaró Gloría de la Cruz Pérez.
Se recuerda a los seres queridos que ya no nos acompañan
Más que estar tristes, se recuerda con melancólica a los seres queridos que ya se adelantaron. Desde muy tempranito, las familias se reúnen en este panteón, donde además se expenden todo tipo de productos, dulces típicos y comida tradicional.
El Domingo de Ramos, que marca el inicio de la Semana Santa, es una de las tradiciones más arraigadas en el pueblo zapoteca, y es una fiesta que se aprovecha para recordar a los fallecidos, como comenta María Cristina, originaria de Juchitán.
“Es el día que se celebra a todos los muertos, para venir a convivir con ellos más que nada; sentimos mucha paz, mucha alegría, que ellos están en nuestros corazones”.
Dijo María Cristina.