A causa de una fuerte tormenta, el pasado 29 de julio de 2024, la fachada de una pirámide de la Zona Arqueológica de Ihuatzio, Michoacán, sufrió un derrumbe. Las intensas precipitaciones provocaron un desmoronamiento en la parte central de la fachada sur de uno de los basamentos piramidales.
A través de un comunicado de prensa, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que días antes, la región experimentó altas temperaturas y una sequía prolongada que causaron grietas en la estructura prehispánica. Estas fisuras facilitaron la filtración del agua al interior del edificio, lo que debilitó aún más su integridad y desencadenó el derrumbe.
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¿Qué parte de la pirámide de Ihuatzio se afectó?
Dentro de la tarjeta informativa, el INAH destacó que ya ha tomado medidas para la restauración. A partir de las primeras horas del martes 30, personal del Instituto se trasladó al sitio para evaluar los daños ocasionados. Tras un concreto análisis, se encontró la afectación de, por lo menos, seis de los cuerpos escalonados del llamado Basamento Sur, tanto en su muro exterior de lajas, como en su núcleo y muro de contención.
El mismo 30 de julio, se notificó a la aseguradora Agroasemex, la cual brinda cobertura a las zonas arqueológicas bajo la custodia del INAH. De esta manera, se iniciaron los trámites necesarios para obtener los fondos destinados a la intervención y recuperación del sitio.
Por otra parte, el INAH enfatizó la importancia del mantenimiento continuo de estos inmuebles históricos para garantizar su conservación. Debido a esto, el plan de restauración en Ihuatzio se llevará a cabo con una perspectiva interdisciplinaria, buscando no sólo reparar los daños recientes, sino también asegurar que la pirámide tenga las condiciones necesarias para su preservación a largo plazo, en beneficio del patrimonio cultural de México.
¿Fue sólo la lluvia o hubo otros factores que provocaron el derrumbe de la pirámide de Ihuatzio?
De acuerdo con la institución, el daño no fue únicamente resultado de las lluvias torrenciales, ya que los trabajos de restauración realizados en el pasado, utilizando técnicas y materiales ahora obsoletos, también contribuyeron a la vulnerabilidad de la pirámide.
Durante una entrevista con diversos medios, Marco Antonio Rodríguez Espinosa, director del INAH en Michoacán, reveló que éste es el segundo incidente de daños en el recinto. Explicó que en 2016 ocurrió un suceso similar, cuando se descubrió que intervenciones anteriores habían empleado materiales inadecuados, lo que provocó el colapso de una de las paredes.