Como resultado de excavaciones que llevaba a cabo la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Tula de Allende, Hidalgo, fue identificada una serie de construcciones prehispánicas, entre las que destacan el entierro de una mujer que data de hace más de mil años y una ofrenda cerámica.
Así fue el rescate del entierro
En el rescate arqueológico, realizado por el arqueólogo Luis Manuel Gamboa Cabezas este mes de junio, se descubrió el entierro humano de una persona de sexo femenino acompañada de una ofrenda cerámica, consistente en una vasija con asa, un sahumador del tipo Alicia calado, un cajete tipo rebato rojo pulido y una vasija tipo tohil plumbate con forma de guajolote.
- De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de Hidalgo, estos objetos datan aproximadamente del periodo 900-1150 d.C. Además, entre los objetos descubiertos, fue identificado un caparazón de tortuga.
Así era Tula
Durante su época de apogeo, alrededor del 900-1100 d.C., Tula era una ciudad esplendorosa de casi 18 km², con una población estimada de 80 mil habitantes. Estaba distribuida en barrios y áreas de talleres artesanales.
- En el caso del descubrimiento del entierro de esta mujer, pertenece al contexto doméstico de un taller de lítica tallada
La vasija plumbate es un elemento que muestra la importante interacción de la cultura tolteca con otras, como la maya, ya que este tipo de cerámica plomiza era manufacturada en la costa del Pacífico, cerca de la frontera entre México y Guatemala. La cerámica plomiza estaba distribuida en toda Mesoamérica y Centroamérica.
Por su parte, el guajolote era muy preciado en la época prehispánica, no sólo por ser comestible, sino que con sus huesos se hacían instrumentos como agujas o punzones y con las plumas elaboraban ornamentos corporales.