Acapulco devastado: de Otis a John, dos huracanes que cambiaron el puerto
A casi un año del devastador impacto del huracán Otis, Acapulco enfrenta nuevamente la destrucción, esta vez provocada por el huracán John, que llegó en septiembre de 2024. El puerto, que apenas empezaba a levantarse después de la tragedia de Otis, volvió a ser afectado por otro meteoro.
Aunque John no trajo los feroces vientos de su predecesor, sus lluvias incesantes y los daños acumulados golpearon de nuevo una ciudad que sigue luchando por recuperarse.
El impacto de Otis: octubre de 2023
El 25 de octubre de 2023, los habitantes de Acapulco despertaron con el rugido de los vientos más fuertes que han azotado la región en años. El huracán Otis, categoría 5, devastó todo a su paso con ráfagas de viento de casi 300 kilómetros por hora.
Este fue el huracán más poderoso que ha impactado México en décadas, y sus efectos fueron desastrosos. Miles de viviendas quedaron destruidas, negocios fueron arrasados y la vida en el puerto se paralizó.
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El testimonio de Juan Sebastián Solís, sobreviviente de Otis, captura la magnitud de lo vivido esa madrugada.
“Yo estaba aquí en la parte con la puerta cerrada, se rompieron las ventanas y entonces me aventó con la puerta en la espalda, hasta el otro extremo”, relató Solís, aún con el recuerdo vivo del miedo y la desesperación.
La furia de Otis no solo destrozó propiedades, sino que dejó a muchas familias sin hogar y sin medios de subsistencia.
Las playas, hoteles, hospitales y otras infraestructuras clave quedaron gravemente dañadas. La comunicación se interrumpió durante varios días, aislando a miles de personas. En total, el huracán cobró la vida de 46 personas, y más de 800 embarcaciones, entre yates y lanchas, quedaron hundidas. Algunas de las tripulaciones desaparecidas nunca fueron encontradas.
John: la tormenta que volvió a golpear a Acapulco
Mientras Acapulco intentaba salir adelante de la devastación, un nuevo desafío llegó con la fuerza del huracán John, que tocó tierra en los límites de Guerrero y Oaxaca en septiembre de 2024.
Aunque este meteoro fue de categoría 3 y no trajo consigo los vientos destructivos de Otis, sí desató lluvias torrenciales que no cesaron durante casi cinco días. Las inundaciones se extendieron por todo el puerto, agravando los daños aún visibles de Otis.
Marquina Sequeida, dueña de un restaurante en Pie de la Cuesta, compartió su frustración.
“Apenas nos estábamos recuperando de Otis, no llegamos ni al año, y otra vez volvemos a perderlo todo. Los de aquí vivimos del turismo, pero ahora no sabemos cómo vamos a sobrevivir. No hay turistas, y sin ellos, no tenemos nada”.
El daño en las viviendas fue considerable. Alrededor de 15 mil hogares quedaron afectados por inundaciones y deslaves. John, aunque más leve en términos de viento, dejó a su paso un puerto sumergido en agua.
Zonas que habían resistido los embates de Otis ahora se enfrentaban a la destrucción provocada por las lluvias constantes. Las áreas más afectadas fueron las zonas bajas y los alrededores de la Laguna de Coyuca, donde la crecida del agua volvió a ser una amenaza para los residentes.
La crisis económica y social
El golpe de Otis y John no solo afectó físicamente a Acapulco, sino que ha sumido a la ciudad en una profunda crisis económica. Con su principal fuente de ingresos, el turismo, paralizada, muchos negocios están al borde de la quiebra.
“Sin turistas no hay trabajo, y sin trabajo no hay cómo levantar nuestras casas”, expresó Karla Medina, otra de las sobrevivientes.
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La falta de visitantes ha sido devastadora, y la incertidumbre sobre el futuro es palpable entre los comerciantes y prestadores de servicios turísticos.
Además, la falta de recursos y apoyos ha dejado a muchas familias en una situación de vulnerabilidad extrema. En muchos casos, los damnificados no han recibido la ayuda suficiente para reconstruir sus hogares o negocios.
“Nos falta mucho para estar preparados. John nos volvió a demostrar que todavía no tenemos la cultura de prevención ante estos fenómenos”, añadió Solís, recordando las lecciones que dejó Otis, pero que muchos aún no han podido aplicar.
Los retos para la reconstrucción
A pesar de los esfuerzos de las autoridades y del sector privado, la recuperación de Acapulco será un proceso largo y difícil. En el último año, se han implementado programas para reconstruir la infraestructura dañada, pero las secuelas de Otis y ahora John continúan siendo un obstáculo. Muchos residentes se han resignado a una realidad en la que las tormentas y huracanes son una amenaza constante.
Andrés Pérez, un pescador local, resumió el sentimiento de muchos acapulqueños:
“Aquí estamos, con o sin huracanes. No nos podemos ir, porque de aquí vivimos. Solo nos queda pedirle a Dios que el mar nos trate mejor la próxima vez”.
Acapulco sigue en pie, pero su reconstrucción ha sido lenta y complicada por los embates de la naturaleza. Otis y John han dejado cicatrices profundas en una ciudad que depende del turismo para sobrevivir, pero su gente, resiliente y fuerte, continúa luchando para que el puerto vuelva a brillar.
Sin embargo, la recuperación no solo depende de la voluntad de los acapulqueños, sino también de un esfuerzo conjunto entre autoridades y ciudadanos para mejorar la infraestructura, implementar medidas de prevención más eficaces y reactivar la economía del puerto.