Las manos hábiles de los artesanos pintan y resanan el Niño Dios que tiene entre sus dedos, debe estar listo antes del 2 de febrero, Día de la Candelaria, fecha en la que será presentado ante la iglesia católica.
Yair aprendió este oficio hace 25 años, un empleo de temporada para familias que habitan en el barrio de Zopilocalpo, al norte de Toluca, en el Estado de México. Y así lo cuenta.
“Hay diferentes materiales, resina, yeso, barro, madera. Aquí tenemos la dedicación de hacerlo lo más parecido a lo que la gente nos está pidiendo. No cualquiera lo hace con su devoción o con su fervor“.
Yair Rico, restaurador de imágenes religiosas
La reparación de Niño Dios es parte de la tradición religiosa
El artesano del yeso y la resina no solo preserva una figura, también una tradición religiosa que inició hace cinco siglos en México, cuando los católicos comenzaron a vestir y restaurar a los Niños Dios.
“Ven sus imágenes que están dañadas y las quieren traer porque son de sus abuelos, de sus papás, entonces si les gusta que las dejemos como nuevas”.
Yair Rico, restaurador de imágenes religiosas
A su taller han llegado niños más pequeños que el de la Rosca de Reyes y grandes de hasta 70 centímetros, repararlos le puede llevar incluso varias horas.
“Por ejemplo, no las han traído por un mínimo detalle, que es un puntito o un dedito y nos tardamos de 15 a 20 minutos, y cuando ya es todo el niño que está totalmente desbaratado, es como un día, día y medio“.
Yair Rico, restaurador de imágenes religiosas
Una de las creyentes que sigue la tradición, María Garduño, explica por que llevó su Niño Dios a reparación.
“Se le cayó el bracito y ahora que voy a vestirlo, ahora la mano, donde la encuentro, pues se fue a la basura y tenía que venir a retocarlo“.
María Garduño, creyente
El trabajo por devolverle los ojos, las pestañas o los brazos dañados al Niño Dios para que continúen en los altares católicos, no supera los 200 pesos.