En el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México se encuentra, desde 1885, la cerería La Purísima, con obras artesanales que iluminan la fe de Francisco desde hace décadas.
“Tengo años comprando aquí, serían unos, más de 40 años. Yo conozco esta tienda desde hace muchísimo”. Francisco Anaya, cliente Cerería La Purísima
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“Es un local que ya tiene los cien años, la matriz que está en la calle de Colombia, aquí en el Centro tiene más. Es un negocio familiar, los que estamos ahorita al frente somos la tercer generación”. José Antonio Olivares | Cerería La Purísima
Un negocio que sobrevive por la calidad de los materiales que usa, los precios que van desde 10 hasta 700 pesos una pieza, y que se sostiene por las tradiciones y creencias.
“Valen la pena por el material porque realmente es cera de abeja, duran un poquito más que lo de parafina, vale la pena la caminada venir acá por el precio porque sí en otros lados… yo vivo hasta Xochimilco”. Edgar, cliente, Cerería La Purísima
La Purísima ha resistido el embate del libre mercado que hoy le compite hasta las velas para las posadas navideñas.
“Sacaron la vela de posada, pero la vela de posada de ellos no es de buena calidad, es muy comercial y entonces se consume rápido, el material no es bueno, hace mucho humo, no funciona como tal”. José Antonio Olivares | Cerería La PurísimaPara Francisco encender una luz no es cualquier cosa.
“Tener la luz en mi corazón, eso es lo que significa”. Francisco Anaya, cliente Cerería La Purísima
A José Antonio la fe de sus clientes le hace pensar que hay futuro para este negocio.
“Uno es Semana Santa; dos es Todos Santos; tres es Navidad, que es de las más fuertes que tenemos porque es cuando la gente busca la luz”. José Antonio Olivares | Cerería La Purísima