A las 9 de la mañana de este 13 de diciembre Elizabeth se despertó, otra vez, en un lugar distinto. La caravana migrante de la que forma parte llegó a la Casa del Peregrino de la alcaldía Gustavo A. Madero.
“Ayer veníamos felices al llegar a la Ciudad de México para darle gracias a Dios, porque nos estaba concediendo la oportunidad de estar acá, después de tantos días de sacrificio y con los pies bien lastimados”.
Elizabeth Gómez, migrante hondureña
Poco antes se levantó Irma, migrante hondureña, con una infección en la garganta que le complicó el sueño.
“Me imagino que como venimos de lo caliente, entramos a lo nublado; entonces ese fue el cambio en la salud de nosotros”.
Irma, migrante
Sobre una colchoneta, en medio de una carpa convertida en dormitorio, Antonia lloraba en silencio…
En contraste, un joven migrante guatemalteco cantaba a ritmo de rap: “Entonando voy… un corazón… para todas las naciones… aquí voy”.
De un poste de luz algunos hicieron una instalación eléctrica para cargar celulares y hablar con sus familias.
Personal de Salud y Derechos Humanos atienden a migrantes
A la Casa del Peregrino de la alcaldía Gustavo A. Madero fueron trasladados los insumos que estaban en el Deportivo Santa Martha Acatitla, en Iztapalapa: carpas, baños portátiles y unidades médicas.
También llegó personal de salud, como el director general de Servicios de Salud Pública de la Ciudad de México, Jorge Alfredo Ochoa Moreno, quien informó que los migrantes han presentado padecimientos leves como lesiones en los pies por la caminata o procesos de deshidratación.
- En el lugar, se realizaron más de 70 pruebas COVID, todas negativas. También se aplicaron vacunas contra coronavirus e influenza.
Mientras algunos se bañaban, la Comisión de Derechos Humanos local se declaró lista para atender a los migrantes durante los próximos días, mientras que ellos pidieron poder reanudar su camino rumbo a Estados Unidos.
“Nosotros no venimos a robar a los países, sino que venimos a buscar un trabajo, una oportunidad, porque en nuestros países no hay trabajo”.
Elizabeth Gómez, Migrante hondureña