Las laderas de los cerros reverdecen y florea el color amarillo. Es suelo chilango y las abejas zumban y pecorean, llevan néctar a sus colmenas.
“Empezamos a ver que ya se encuentran más flores en el apiario, eso es cuando ya sabemos que ya viene la época de floración”. Paola Fernández, apicultora CDMX
Paola Fernández es ingeniera bioquímica, explica que este fenómeno ocurre solo una vez al año.
“Principalmente, es por el clima donde nos encontramos, es un poco seco, el suelo también no nos permite que haya floración durante todo el año”. Paola Fernández, apicultora CDMX
Norberto Ruiz también es apicultor de la Ciudad de México, se dedica a cuidar abejas desde hace 30 años, un trabajo que se complica cada vez más.
“Si las lluvias son buenas yo de este apiario y de menos colmenas, de 25, lo máximo que he sacado de aquí fueron 450 litros, este año que son más colmenas tengo el signo de interrogación ¿cuántos vamos a cosechar de este apiario? Dado que no ha llovido como esperamos”. Norberto Ruiz, apicultor CDMX
Paola y Norberto son parte de los 25 apicultores de la alcaldía Tláhuac que se resisten a que la mancha urbana devore sus colmenas.
“Uno de los principales retos actualmente es la sequía provocada por la deforestación y evidentemente la mancha urbana”. Luis Bonilla, médico veterinario, CORENADR
Paola piensa que el desconocimiento de la población ha hecho que cada vez haya menos espacio para las abejas y su miel en la capital del país.
“Hay muchas personas que aún no saben que todavía hay apicultores y hay apiarios en la Ciudad de México”. Paola Fernández, apicultora CDMX
A unas semanas de hacer la única cosecha del año, Norberto considera que, con un poco más de apoyo de la sociedad, la industria de la miel podría revivir.
“Lo poquito que cosechemos, esperábamos más, pero lo poquito que cosechemos lo vamos a recibir con gusto. La miel es vida, así, cortito, la miel es vida”. Norberto Ruiz, apicultor CDMX