Tras seis años de excavaciones hechas en la Iglesia de la Inmaculada Concepción en La Conchita, Coyoacán, en la Ciudad de México (CDMX), arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron algunas pistas de lo que podría ser una capilla construida por órdenes de Hernán Cortés.
En 1522, después de la toma de México-Tenochtitlan, Hernán Cortés se estableció en Coyoacán, lugar que fue considerado como el primer asentamiento español y donde Cortés ordenó construir una capilla en el pequeño templo, de la que posiblemente sean los vestigios hallados.
Juan Cervantes Rosado, María de la Luz Moreno Cabrera y Alejandro Meraz Moreno, especialistas de la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA) del INAH, registraron los hallazgos suscitados durante la investigación arqueológica en La Conchita, efectuada entre 2012 y 2014, derivados del seguimiento a los trabajos de restauración, recimentación y mejoramiento que tuvieron lugar al interior y en las inmediaciones del recinto religioso.
¿Por qué podría ser la capilla que ordenó Cortés?
Estos investigadores explicaron en videoconferencia que, en 1524, Cortés ordenó a los habitantes del pueblo de Coyoacán, tierra llamada de Ecatempan, iniciar la construcción de la pequeña capilla provisional, la cual fue edificada en poco tiempo con materiales perecederos, como madera, adobe y lodo, a diferencia de la ampliación y las modificaciones que se harían en los siglos XVII, XVIII y XIX.
Destacaron que las evidencias prehispánicas, las cuales consistían en la elevación del terreno y la presencia de una estructura tepaneca, parte de un conjunto arquitectónico donde debe haber existido una plaza, dieron la pauta para la ubicación de la pequeña edificación donde, seguramente, los frailes menores o franciscanos predicaron a instancias del conquistador.
“La capilla construida contó entonces con un gran atrio y conforma hoy lo que popularmente se conoce como Plaza o Jardín de La Conchita, erigida en el mismo espacio que los elementos arquitectónicos prehispánicos y aprovechando su presencia”.
Investigadores del INAH.
Los vestigios
A través de 15 unidades de excavación, los arqueólogos corroboraron que el lugar donde esta fue edificada contaba con ocupación prehispánica, correspondiente al periodo Epiclásico (650-900 d.C.) y posteriormente al Posclásico Temprano (900-1200 d.C.).
Los restos de dichas construcciones conformaron un montículo que fue aprovechado en el Posclásico Tardío (1200-1521 d.C.) por los grupos tepanecas que se asentaron en la región, erigiendo sobre él una estructura que, a principios de la época novohispana, fue arrasada para edificar la parte principal de la Capilla de la Concepción.
“… tendríamos una primera construcción del siglo XVI de la que no hay evidencias, salvo algunos entierros que debieron estar asociados a la misma, y que estuvo ubicada más al este, hacia la zona del altar. En segunda instancia, tenemos los pisos de otra estructura con una planta similar a la de una capilla abierta, de finales del XVII o inicios del XVIII, y que también contó con inhumaciones, sobre la cual se construyó (hacia 1750) la iglesia que vemos hoy en día“.
Juan Cervantes, arqueólogo.
En el sitio se recuperaron dos entierros del periodo Posclásico Temprano, y uno más del Posclásico Tardío. El grueso, 201, correspondieron a entierros cristianos de los siglos XVI al XIX, 169 se encontraron con relación anatómica y 32 fueron entierros secundarios que formaron parte de un osario. En total se recuperaron los restos de más de 500 individuos, de los cuales 80% falleció en edad adulta.
Otro de los descubrimientos sobresalientes fue un relleno aligerado en el coro del Templo de la Inmaculada Concepción, el cual se conformó con más de 100 vasijas completas y fragmentos de ollas, jarras, palanganas y orzas. Este recurso constructivo se generó en la época romana y trascendió a los virreinatos españoles, era aplicado entre extradós de bóvedas y cubiertas para rellenar espacios que representan una sobrecarga menor a las estructuras.
En el interior de algunas de las vasijas se aplicaron análisis palinológicos y se identificó la presencia de restos de cordeles de fibras de maguey, de las especies de agave pulquero y agave salmaina, así como de caña de maíz (Zea mays); igualmente, se determinó la existencia de semillas y restos de frutos y vegetales, como tuna, chile, frijol y haba, depositados, quizá, con fines de oblación, y algunos otros, como colorín (Erythrina) y pirú (Schinus mole), tal vez, con un propósito ritual.
La edificación del Templo de la Inmaculada Concepción
De acuerdo con los datos recabados durante el rescate arqueológico, a mediados del siglo XVIII, ya bajo la orden de los dominicos, se llevó a cabo la edificación del Templo de la Inmaculada Concepción, actualmente en pie, tras la demolición de una construcción anterior, de dimensiones y planta distintas a la existente, cuya cimentación quedó sepultada. La totalidad de acabados de la edificación, entre ellos el sotocoro y el coro, se completó en el mismo siglo.