Nunca como ahora abrir un restaurante había sido un ritual. A partir de este miércoles, poner la mesa es una ceremonia higiénica en la Ciudad de México, todo con el fin de evitar posibles contagios de COVID-19.
“Para empezar, nos tenemos que cambiar de ropa, toda la ropa, el uniforme completamente limpio, desinfectado, careta, otro cubrebocas especial y cada que llegue un cliente limpiar las mesas, sanitizar”. José Luis Bueno, empleado de restaurante.
La disposición de los servicios al exterior es minuciosa.
“Vamos a poner una mesa así, a marcar el espacio con un metro, otra mesa para que no tengamos la acumulación de gente. Teníamos como 10 mesas, yo creo que vamos a poner la mitad, cinco”. Erwin, barista de restaurante.
Así han iniciado la “nueva normalidad” los restauranteros y sus trabajadores, eso sí, lo hacen con mucho entusiasmo.
“La verdad mucha alegría y esperanza de que todo vuelva a la normalidad, de que todo esté bien, sí nos emociona mucho”. Deborah, trabajadora de café.
Para volver a abrir, los restaurantes en la Ciudad de México deben cumplir con un decálogo de medidas:
- Capacidad máxima de 30% en interior y 40% al aire libre
- Uso de cubrebocas y careta obligatorio para los meseros
- No poner música para evitar que las personas hablen más fuerte
- Y priorizar la ventilación natural
Los primeros comensales, aunque pocos, empezaron a llegar, se sentaron en las sillas que estuvieron guardadas desde fines de marzo. Confían en que la sanidad, les permitirá volver a disfrutar de estos espacios. y salvar fuentes de empleo.
“Creo que mientras tengan toda la seguridad, las medidas de seguridad e higiene yo creo que está bien que las puedan empezar a abrir, porque los negocios si no lo hacen pueden llegar a quebrar”. María José, comensal.