En algunas zonas del Bosque de Chapultepec se ha ido revelando el pasado industrial de que yace bajo la cubierta arbórea, a través de diversos salvamentos arqueológicos; así lo difundió la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Durante la supervisión de los trabajos de construcción de la calzada peatonal Chivatito, la cual conectará la primera y segunda sección, un equipo del INAH ha descubierto vestigios de la antigua Fábrica Nacional de Cartuchos (FNC).
¿Qué encontraron en el Bosque de Chapultepec?
Los restos arquitectónicos relacionados con la FNC, de inicios del siglo XX, así como otros más antiguos, correspondientes a tramos de muros de adobe que pertenecieron a Casa Mata, el fortín colonial destruido durante la Batalla de Molino del Rey contra las tropas estadounidenses, el 8 de septiembre de 1847, fueron localizados en uno de los extremos de lo que será esta vía peatonal: el parque Rosario Castellanos.
María de Lourdes López Camacho, investigadora del Museo Nacional de Historia (MNH), fue comisionada por la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH para dirigir al equipo de arqueólogos que da seguimiento a las obras de la calzada peatonal Chivatito, y a las tareas de reforestación.
Para ella, esto ha significado corroborar su hipótesis: el promontorio que se percibe en el parque Rosario Castellanos, justo en la zona donde se encuentra el monumento a esta literata, no es natural. En realidad –describe–, es una delgada capa de tierra la que mantiene oculta complejos constructivos de la FNC que, por su masividad, no pudieron ser derruidos cuando se trasladó a Santa Fe.
Los hallazgos son la piedra angular para la historia moderna del Ejército Mexicano
En 2016, algunos rescates arqueológicos le habían permitido detectar patios de la FNC, y dos años más tarde se localizaron otras partes, lo cual “es sumamente importante porque es la piedra angular para la historia moderna del Ejército Mexicano en el centro del país”.
“Antes de la Revolución Mexicana, el Ejército funcionaba de manera dispersa, y al despuntar el siglo XX, se dieron pasos para concentrar la industria militar en un solo lugar; entiéndase la construcción de una infraestructura para el sostenimiento del cuerpo castrense, lo que requirió la fabricación de los propios pertrechos: armas, municiones y máquinas, pero también de uniformes”
María de Lourdes López Camacho, investigadora del MNH
Esta idea, señala, empezó a tomar forma a finales del siglo XIX, en el Gobierno de Porfirio Díaz, con la adquisición de terrenos del Rancho Chivatito, pero se concretó con la sucesión presidencial de Francisco I. Madero, y se fortalecería en la de Venustiano Carranza.
Con la fábrica de cartuchos, México dependió menos del armamento de EU
En un comunicado desplegado por el INH se detalla que la iniciativa permitió una menor dependencia del armamento estadounidense de parte de nuestro país, en vísperas de la Primera Guerra Mundial.
- Esto fue posible gracias a la habilidad de ingenieros mexicanos que supieron replicar los pertrechos importados y así arrancar una producción nacional.
De ese pasado, que es motivo de orgullo, el equipo de salvamento arqueológico del INAH logró liberar una “muestra” de sus instalaciones, cuyo uso no se ha definido, pues en la FNC no sólo se fabricaron cartuchos, sino también pólvora y contó además con un área de fundición.
“El espacio que pudimos liberar se extiende por más de 15 metros cuadrados y cuenta con diferentes niveles de grandes bloques de concreto y hormigón manchado de aceite, a ras de piso y 3 metros por debajo, donde se tienen pequeños túneles que debieron utilizarse para dar mantenimiento a la maquinaria, la cual se ancló con tornillos y varillas de varias pulgadas”
María de Lourdes López Camacho, investigadora del MNH
Estas construcciones masivas quedaron para la posteridad
Para finales de la década de 1940, la fábrica cayó en desuso, y toda esa maquinaria se desmontó para llevarla a Santa Fe; no obstante, el desmantelamiento de la FNC no fue total, ya que estas construcciones masivas quedaron para la posteridad, aún cuando el área se convertiría en los años 50 en parte del Bosque de Chapultepec.
Lourdes López Camacho confía en que estos testimonios puedan quedar a la vista pública en una ventana arqueológica, como una señal más de la amplia historia de la zona.
A estos vestigios se suma una cantidad considerable de municiones de plomo y de latón, ensayos de balas, fulminantes y balas con el sello FNC, los cuales dan cuenta de la línea de producción que tenía lugar en la fábrica, y que están a resguardo del salvamento arqueológico.
Muros del fortín virreinal, en pie en Casa Mata
De Casa Mata, un fortín virreinal que miraba al cerro del Chapulín, sólo se tenía memoria por testigos documentales y utilitarios.
Lourdes López Camacho recuerda haber visto el fortín en litografías y en unas copas hechas con motivo del Primer Imperio de Agustín de Iturbide (1822), décadas antes de ser escenario de la Batalla de Molino del Rey, una de las más cruentas de la intervención estadounidense.
A sabiendas –por tales referencias– de que restos de Casa Mata podrían encontrarse más al norte del Bosque de Chapultepec, en el mismo terreno del parque Rosario Castellanos, la arqueóloga y su equipo exploraron este sector, encontrándose con tramos de muros de un par de metros y escalones de adobe, así como otros restos de paredes con terraplén de argamasa, pendiente usada en este tipo de edificaciones para evitar ser escaladas.