Cardenal Arizmendi lamenta asesinato del sacerdote indígena Marcelo Pérez Pérez en Chiapas
El asesinato del padre Marcelo Pérez Pérez, un sacerdote indígena tsotsil de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, ha generado una profunda tristeza en la comunidad religiosa y entre los pueblos originarios de Chiapas. La mañana del domingo, al concluir la misa en el Barrio de Cuxtitali, el padre Pérez fue atacado, lo que desató el lamento del Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel, quien emitió un comunicado sobre la tragedia.
Compromiso con la justicia y la paz
El padre Marcelo fue uno de los primeros sacerdotes indígenas ordenados por el Cardenal Arizmendi, y desde el inicio de su carrera se destacó por su labor a favor de la justicia y la paz en las comunidades tsotsiles. Trabajó principalmente en localidades como Simojovel y Pantelhó, donde acompañaba a las víctimas de la violencia interna, siempre buscando soluciones pacíficas a los conflictos que surgían en la región.
El Cardenal recordó que el padre Marcelo nunca se involucró en políticas partidistas y siempre abogó por la dignidad de los pueblos indígenas y por la implementación de los valores del Reino de Dios en la vida comunitaria, valores como la verdad, vida, justicia, amor y paz.
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Un sacerdote de profunda vocación
El padre Marcelo, originario de San Andrés Larráinzar, era reconocido por su profundo compromiso con su vocación religiosa y su cercanía con la comunidad. El Cardenal Arizmendi lo describió como un hombre de mucha oración, con una relación muy cercana con el Sagrario, siempre fiel a su misión y a su pueblo. Además, destacó que el sacerdote nunca se avergonzó de su origen indígena y supo tratar con respeto a todos, tanto a indígenas como a no indígenas.
Violencia en Chiapas y llamado a la reflexión
El asesinato del padre Marcelo es un recordatorio más de la violencia que se ha desatado en Chiapas y en gran parte de México. El Cardenal Arizmendi señaló que existe una descomposición social que se origina en la desintegración familiar y que se ve agravada por la impunidad con la que actúan los grupos armados en la región.
Arizmendi hizo un llamado a la reflexión tanto para la sociedad como para el gobierno, instando a que se busquen maneras de desmantelar a los grupos armados que están afectando gravemente a las comunidades. Aunque no culpó completamente al gobierno, reconoció que tanto las autoridades como las iglesias se han visto superadas por la situación de violencia.
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Finalmente, el Cardenal expresó su esperanza de que el padre Marcelo descanse en paz junto a Cristo Resucitado y recordó que son dichosos los que sufren por construir la justicia y la paz.
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