Paquita, muy concentrada y sonriente, acomoda sus materiales para iniciar la clase. Tiene 37 años y nació con síndrome de Down, lo que no ha sido una limitante para que sea maestra de bisutería en un centro comunitario en Campeche. Enseña a ocho alumnas y en su trabajo demuestra el buen gusto y elegancia que la caracterizan.
“Me gusta hacer pulseras rojas, aretes; los accesorios que yo tengo aquí, yo los hice también; todo lo que ves aquí, yo lo hice con todas mis compañeras”.
Francisca del Carmen Amaya Mendoza, maestra de bisutería.
Hace tres meses que comenzó a dirigir este taller y ya tiene un amplio stock de accesorios, pues, según Paquita, sólo le lleva 5 minutos armar una pulsera o un collar.
“Ahorita están trabajando varias personas que están aquí, y yo voy a salir adelante… gracias a Dios”.
Francisca del Carmen Amaya Mendoza, maestra de bisutería.
“La oportunidad que se le dio a Paquita aquí para empezar, ella no dijo que no, no le tuvo miedo al reto, porque muchas de las personas que vienen, pues son mayores que ella, y ella está muy esforzada con dedicarles tiempo y lo poquito que sabe o lo mucho que sepa dedicárselo a las personas que quieran venir aprender”.
Norma Navarro Sarmiento, responsable del Centro Comunitario.
No importa lo diminuta que sea la cuenta que utilizará para su nueva creación, perseverante busca todas las piezas para lograr su objetivo.
De manera consiente, Paquita comparte a sus ocho compañeras las ideas que tiene en mente; su inocencia le ayuda a que sea un motivo de inspiración.
Su condición inspira
“Perdón, pero la verdad me emociono porque jamás había tenido esa oportunidad, que una muchachita como Paquita nos fuera a dar clase y más que es más chica que nosotras”.
Silvia Alvarado Castillo, alumna de Paquita.
Doña Teresita, madre de Paquita, al ver que padecía síndrome de Down, desde muy pequeña le ha enseñado a ser autosuficiente, preparándola para que tenga una buena calidad de vida.
“Yo le digo que algún día yo voy a faltarle, y yo quiero que Paquita sea una joven independiente, y por eso lucho cada día con ella para que vaya aprendiendo y vaya conociendo cuáles son los valores”.
Teresita Mendoza Sarao, mamá de Paquita.
“A mí me gustaría que muchas mamás, como doña Tere, les dieran esa oportunidad a sus hijos, porque yo conozco mucha gente que esconde a los niños que tienen esa discapacidad”.
Silvia Alvarado Castillo, alumna de Paquita.
Esta valiosa y valiente mujer sueña con tener su propio taller en su natal Campeche, algún día. Su mamá es su principal fuente de inspiración.
“Yo le agradezco a mi mamá todo lo que me dio, todo lo que me dejó adelante, súper, yo se lo agradezco a ella porque es como una madre, una bien trabajadora y para mí es muy bonito tener una mamá para mí porque yo amo a mi mamá y sabe que la tengo aquí”
Francisca del Carmen Amaya Mendoza / Maestra de bisutería