Francisco imploró a seminaristas, sacerdotes y religiosas de todo México evitar la resignación que pretende imponer una realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible.
Ante más de 20 mil personas congregadas en el estadio Venustiano Carranza de esta ciudad, el Papa aseguró que, en la Iglesia, los sacerdotes y consagrados no quieren ser "funcionarios de lo divino" ni "empleados de Dios", es decir, simples subordinados.
Entre las frases más emotivas destacó: "La resignación no solo impide proyectar, sino que también impide arriesgar y transformar".