El triunfo de Donald Trump sacudió a los cubanos que se mostraron recelosos sobre el futuro de la relación con Estados Unidos, un país con el que la isla intentaba avanzar hacia un nuevo rumbo tras décadas de enemistad.
Obama y el mandatario Raúl Castro comenzaron en 2014 un proceso de normalización de las relaciones tras cinco décadas de ruptura. Ahora, la llegada de Trump amenaza con hacerlo retroceder: los cambios hechos hasta ahora son prerrogativas del Ejecutivo.
En la campaña, Trump prometió revertir la apertura de Obama a menos que Castro acepte otorgar mayores libertades políticas en la isla, una concesión considerada virtualmente imposible por los propios cubanos.
La noticia de la victoria del republicano también coincidió con el anuncio de un ejercicio militar por parte de las autoridades de la isla del 16 al 18 de noviembre. El gobierno no vinculó esto con los resultados de los comicios estadounidenses. Es la séptima vez que Cuba realiza los ejercicios llamados "Bastión", que suelen coincidir con los momentos de alta tensión con Estados Unidos, que presiona a la isla para un cambio de modelo político.
Primeras opiniones de expertos
El economista Esteban Morales, miembro del Partido Comunista, dijo en entrevista televisiva que con el triunfo de Trump, el liderazgo de la organización política que dirige al país "debe estar preocupado".
Carlos Alzugaray, diplomático retirado y experto en ciencias políticas, indicó a la AP que la victoria de Trump podría complacer a sectores intransigentes de la conducción cubana, según los cuales la isla estaba estrechando relaciones de manera excesivamente rápida para la sustentabilidad de la revolución.
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