Con mezcal en mano, Rogers Waters se presentó la noche del viernes 14 de octubre en el Palacio de los Deportes en la Ciudad de México, donde no sólo habló en español, también recordó a todos aquellos que ya no están, comenzando por Syd Barrett con quien cofundó la banda de rock Pink Floyd en 1965, y sin dejar atrás a activistas o civiles que fueron asesinados a lo largo de las últimas décadas.
“Yo no hablo español (…) pero voy hablar en su maravilloso idioma aunque no lo hablo bien. Quiero agredecer a todos por estar aquí, significa mucho para mi”, fue parte de su discurso del músico británico. Y gritó, acompañado de una botella de mezcal: “¡Viva México!”.
El inigualable concierto de Roger Waters en México
Hay artistas que debes ver al menos una vez en la vida, sin importar que conozcas sólo una canción o toda la discografía y ese es el caso de Roger Waters, que además de apoderarse de un escenario, que se convierte en una especie de “cine tridimensional”; es un nostálgico viaje a través de Pink Floyd, de recuerdos de los 70, es también el regreso de un grande con nuevos temas y una afirmación de cómo el tiempo corre, pero hay momentos que se repiten como un loop donde sólo cambian los personajes, aunque las historias sean similares, en todas hay algo de locura, opresión, desigualdad y de muertos; de los que sólo se escucha un susurro.
Roger Waters es la representación de cómo la música puede incidir más allá de un pentagrama y transformar audiovisuales en una protesta social, en recuerdos que “movieron” durante casi dos horas a miles de espectadores que cantaban a unisono desde el comienzo hasta el final del concierto.
Un extraordinario viaje que comenzó con Comfortably Numb del disco de “The Wall” de Pink Floyd (1979), y donde una estructura en forma de cruz no permitía vislumbrar dónde estaba el escenario, ni tampoco a Roger Waters; sin embargo, un video arrastraba al público hacia un desolador escenario postapocalíptico.
Una experiencia inmersiva que continuó cuando esta misma estructura se levantó para abrir el espacio del escenario y que serviría de pantalla para proyectar todos los audiovisuales, los cuales ilustraron puntualmente un set list que mezcló los éxitos más emblemática de Roger Waters con Pink Floyd.
The Dark Side of the Moon (1973)
- Money
- Any Colour You Like
- Us and them
- Brain Damage
- Eclipse
Wish you were here (1975)
- Shine on your crazy diamond (partes VI-VII, V)
- Wish you were here
- Have a cigar
“The Wall” (1979)
- Comfortably Numb
- Another Brick in the Wall (Part 2 y 3)
- In the Flesh
- Run like hell
- Outside the Wall
Pasando por las canciones que han marcado la carrera de solista de Roger Waters, entre ellas Déjà Vu, The Bar y The Powers That Be, en la cual se proyectó un audiovisual con casos como la masacre de 1982 en Guatemala, donde fueron asesinados más de 200 personas bajo el régimen de Efraín Ríos Montt; o nombres de personas asesinadas, entre ellos la activista Rachel Aliene Corrie (1979-2003) y Breonna Taylor, una mujer afroamericana de 26 años que recibió un disparo mortal en su apartamento de Louisville, Kentucky, en 2020.
Una noche épica que Roger Waters también acompañó de grandes inflables con forma de una oveja, que soltó por los aires mientras entonaba Sheep del álbum “Animals” (1977) y de un cerdo que hacía alusión a su éxito Pigs, que desafortunadamente no tocó.
Un concierto que Roger Waters cerró con Outside the Wall mientras el público no dejaba de aplaudirle al músico de 79 años, que pesé a confesar que estaba cansado, terminó por hacer lo mismo por sus fanáticos, entregarse en su totalidad a la música.