En 1989, Guadalajara, Jalisco, vería nacer a una de las bandas que se convertiría en uno de los estandartes del rock en Latinoamérica, La Cuca.
El grupo, reconocido por rolas como “Cara de Pizza”, “El Son del Dolor”, “La Balada” y “Alcohol y Roca N’ Roll” se mantiene vigente en la escena musical y aunque su discografía es relativamente corta han dejado verdaderos himnos.
En 2014, con la incursión a la banda del maestro Alex Otaola, integrante, entre otras bandas, de Santa Sabina y La Barranca, Cuca dio vida a “La venganza de Cucamonga”, disco nominado al Grammy Latino como mejor álbum del rock en español.
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Actualmente, Cuca promociona su álbum “Pornoblattea” (2020) con presentaciones en vivo en donde el slam se sigue haciendo presente.
En Spotify, el emblemático grupo liderado por José Fors, Carlos Avilez, Nacho “El Implacable” González y Alejandro Otaola acumula más de 830 mil escuchas mensuales. Su canción “El son del dolor” se ha reproducido en esta plataforma más de 87 millones de veces.
Pero… ¿Qué ha sido de La Cuca?
UnoTV platica en exclusiva con Carlos Avilez, bajista de Cuca, quien cuenta que la banda se encuentra preparando su regreso a la Ciudad de México (CDMX) el próximo 2 de diciembre en un concierto en el que se presentarán junto a La Lupita.
“Estamos muy contentos. Vamos a tocar con ‘La Lupe’, nuestros viejos compañeros de batalla. Somos antiguas comadres en el escenario. Estaremos en el Salón La Maraka cerrando el año, es nuestra última fecha del 2023”.
Carlos Avilez / Bajista de Cuca.
Sobre la escena musical en la actualidad en donde, a comparación de la década en la que vio la luz Cuca, ahora se realizan festivales no sólo de rock, sino de diversos géneros en prácticamente todo el país y casi cada ocho días, Carlos afirma que ellos celebran esa diversidad.
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“Hay para todo, celebramos la diversidad. Todo el mundo está tocando y hay público para todos. Los festivales se llenan y en el caso de Cuca es un gran privilegio seguir llenando los lugares, cerrando festivales… Como buena cucaracha, a veces estamos en la alcantarilla y a veces en la superficie”
Carlos Avilez.
Pese a que actualmente hay una efervescencia musical en el país, Carlos recuerda la pausa obligatoria que tuvieron que hacer en su carrera debido a la pandemia del Covid-19, lo que les impidió promocionar, como era debido, su último disco “Pornoblattea”.
“Estamos retomando este disco, ya con ganas de hacer algo nuevo también. La verdad es que no nos hemos detenido, José (vocalista de Cuca) grabó durante la pandemia su nuevo disco de ‘Forseps’, yo grabé ‘Las sesiones del Desierto’, también grabé otro disco llamado ‘Los tristones de Puerto Bagdad’ con Jaime López; Nacho creo su nueva banda que se llama ‘Goce’; Alex sigue haciendo música para películas, también hizo un disco nuevo durante pandemia (Fractales II)”.
Carlos Avilez.
El bajista abunda que en cuanto a Cuca, después de la pandemia, José tuvo que enfrentar un problema serio de salud del cual le tomó más de un año salir de él: “Ya ahorita está al 100%, ya tocamos en Guadalajara, Ciudad Juárez, Monterrey y cerramos el año el 2 de diciembre en la Maraka, en la CDMX”.
Al hablar sobre sus presentaciones en vivo, el también productor y compositor, afirma que están tocando temas del “Pornoblattea”, además de una colección de los éxitos que la gente ha encumbrado desde hace 34 años: “La gente nos ha mantenido, es gracias al público que la cucaracha sigue caminando y de repente vuelta también”, señala Carlos.
¿En qué momento se encuentra el rock and roll?
Para Carlos Avilez, quien además de ser bajista de Cuca, es un ávido melómano, escucha de ritmos, productor y compositor, el rock siempre ha estado ahí, “a veces abajo de la alcantarilla y a veces en la superficie”.
“Nosotros sentimos que ahorita es momento de estar en la superficie. Nos mantenemos vigentes, como las demás bandas de nuestra generación, para quienes siempre ha habido un público muy presente, muy leal. Los grupos de los 90 que de repente nos juntábamos a tocar como ‘La Lupita’, ‘La Castañeda’ y ‘Tijuana No’, seguimos teniendo trabajo pese a qué modas van y modas vienen. Ya nos tocó un ratito del hip-hop, un ratito del reguetón y ahora el regional mexicano, pero el rock and roll siempre ha estado ahí, y ahí va a seguir”.
Carlos Avilez.
¿Qué le falta hacer a la Cuca?
Sobre sus miras a futuro, Carlos cuenta que quizá les haga falta hacer una película, un documental o concretar la idea de José Fors de hacer historias acerca de sus composiciones e ideas, como el de “la mujer cucaracha”.
“Igual, fusionar el cine pero con algo de ficción, porque Cuca está conformado de muchos personajes, desde el primer disco con ‘El mamón de la pistola’, ‘El hijo del lechero’, ‘la Señorita cara de Pizza’, hasta el disco más reciente con ‘Doña Olga’ que sigue presente en algunas canciones de Cuca”.
Carlos Avilez.
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De la misma manera, el bajista no descarta que en un futuro puedan lanzar alguna obra literaria que gire en torno a la historia de la banda, pero, por el momento, no hay algún músico que pueda, o quiera, darse el tiempo para escribirla.
¿Cómo es la intimidad musical de La Cuca?
Al hablar sobre cómo es el proceso creativo de Cuca, quien conjuga en su música lo que se dilucida en la mente de cuatro de los creadores musicales más importantes actualmente, contando a Carlos, José, Alex y Nacho, el bajista cuenta cómo llegaron a una “madurez” a partir de la entrada de Otaola, ex de bandas como Santa Sabina, La Barranca y San Pascualito Rey.
“Cuca, que ha sido intermitente en su carrera, que para ser una banda de 34 años tiene en realidad pocos discos, llegó a la madurez a partir de la entrada de Alex Otaola en la guitarra. Ya son un poco más de ocho años en los que hemos hecho tres discos de estudio, un disco en vivo, girado en Estados Unidos, Argentina y llegando a lugares donde no habíamos llegado. Todo eso es una motivación”.
Carlos Avilez.
El músico abunda que, como en toda banda, hay ciclos en los que se dedican a tocar y otros a componer y en el caso de Cuca son muy metódicos, por lo que cuando toca estar en el estudio lo que predomina es una lluvia de ideas entre los cuatro.
“José se encarga de las letras, la mayoría son de él. En cierta forma es ya como un trabajo espontáneo, como que la misma cucaracha dice cuándo hay que dar el siguiente paso para sentarnos a hacer algo nuevo. Yo siento como que esa ‘cosquillita’ ya viene para el próximo año, para que hagamos algo distinto, diferente, no sé”.
Carlos Avilez.
Música en el espacio
“A nosotros nos tocó la transición de tener la música como un objeto, en casa, palpable, combinable con otras artes como fotografía, ilustraciones, diseño, donde podías leer las letras de las canciones, a pasar a ser un servicio solamente; ahora te llega el recibo de las plataformas digitales, de streaming, lo pagas mensualmente y tienes la música a tu alcance, pero no con ese gusto de tenerla en tus manos”, señala Carlos al hablar sobre las nuevas formas de distribuir canciones.
Al abundar sobre el tema, el bajista se considera algo nostálgico en ese sentido, por lo que sigue haciendo objetos en físico como su más reciente disco “Las Sesiones del Desierto”, el cual presentó recientemente en la FIL de Guadalajara.
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“Grabé también un disco con Khafra, 35 años después del primer disco que hice en mi carrera musical; nos metimos nuevamente al estudio a hacerlo, en físico, porque creemos en este gusto de tener la música en los discos”.
Carlos Avilez.
El músico abunda que al pensar en los formatos hay que hacerlo recordando que forman parte de ciclos que regresan y pone de ejemplo los acetatos y los casetes, los cuales, hoy en día, se han vuelto a poner de moda, previendo que, quizá, en un futuro pase lo mismo con los CD.
“Ahora todo pasa mucho más rápido, lo vemos en las redes. Es muy efímero, pero así nos ha tocado, así hemos aprendido. Las grandes ventajas de la era digital son que ahora prácticamente puedes tener un estudio en cada casa, cada músico puede tener su cuarto de estudio y hacer grabaciones con calidad de publicación, entonces la cucaracha se adapta y va sobreviviendo y seguramente va a sobrevivir a todos nosotros”.
Carlos Avilez.
