Octavio Paz, premio Nobel de Literatura 1990, es uno de los escritores más importantes del último siglo, así lo constatan los libros que escribió y su presencia en el ámbito cultural del país.
Su carrera estuvo marcada por las letras, pero también por su matrimonio tormentoso que tuvo con la también escritora, periodista y cuentista, Elena Garro.
Con motivo de un aniversario luctuoso más de Elena Garro, este 22 de agosto, recordamos cómo comenzó la relación que marcó su vida.
Su amor desde la universidad
Paz conoció a Garro en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) un 1935 y dos años después contrajeron matrimonio; relación que duró más de 20 años, pero terminó por infidelidades por parte de los dos.
Desde que se casaron, ella tenía 21 años y Paz 23 años, Garro aseguró que la ceremonia se realizó de una manera engañosa, ya que los amigos del escritor la sacaron de la UNAM para casarla con él, diciendo que fue víctima de una conspiración y que eso casi acaba con su vida estudiantil y artística.
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Durante el tiempo que la pareja estuvo casada, además de tener a su hija Helena, la escritora afirmaba que no tenía la libertad creativa que deseaba debido al riesgo de opacar al poeta. Fue entonces que decidió dedicarse al periodismo porque “eso no opacaba a nadie”.
Ocaso y fin de la relación de Paz y Garro
Paz, a finales de los años 40, inició una relación con la pintora Bona Tibertelli de Pisis mientras que Garro se enamoró del escritor argentino Adolfo Bioy Casares. “Es el único hombre en el mundo del que me he enamorado y creo que eso nunca me lo perdonó Octavio”, aseguraba la escritora.
De acuerdo con Helena Paz, hija de ambos escritores, su madre quedó embarazada de Bioy, pero su papá obligó a Garro a deshacerse del producto porque, legalmente, el bebé era de él.
La escritora vivía frustrada por la opresión de Paz y por formar parte de un grupo de intelectuales en el que ella era “la esposa de Paz“.
Esto la llevó a intentar suicidarse en dos ocasiones en 1947. El fracaso de su matrimonio era evidente, pero el divorcio llegó hasta el año de 1959.
El ganador del Nobel acudió a Ciudad Juárez a tramitar una anulación exprés y Elena se enteró de esto a través de una notificación judicial.
Después de esto sus vidas tomaron rumbos distintos y solo los unía su hija y su pasión por las letras.