En el cine, en centros comerciales y en diferentes festivales es posible encontrar alguna connotación con la cultura del entretenimiento proveniente de Japón, como los dibujos animados (anime), música, películas o historietas (manga), que son del gusto de un grupo social, como los otakus, que a pesar de ser una palabra de origen japonés, en varias partes del mundo se ha adoptado para referirse a quienes recurren a este pasatiempo.
Pero ¿realmente ése es el sentido de la palabra otaku? Para resolver la duda y entender mejor este término, iniciaremos con la etimología y posteriormente su evolución, para llegar a lo que es lo que conocemos.
Otaku, en casa
Aunque no lo creas, la cultura otaku ha sido objeto de estudio y, de acuerdo con la tesis de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), “Monografía sobre la cultura otaku”, la palabra viene de una composición de la letra ‘O’ que en japonés es sólo una partícula y la palabra ‘taku’ que significa casa.
“Esta palabra se utilizó en Japón como un apodo para los fotógrafos de un bajo nivel social que estaban obsesionados con su trabajo. Ser un ‘otaku’ en ese país quiere decir que es una persona que no suele salir de su casa y no tiene trabajo ni amigos”.
Tesis – “Monografía sobre la cultura otaku”
Otaku, estigma social en Japón
Sin embargo, posteriormente en Japón la palabra otaku se empleó para encasillar a las personas que tenían gran afición por el anime o manga, como lo destaca la tesis “Otakus: jóvenes con identidad distinta mediante el anime japonés y medios de comunicación”.
Pero como se ha visto, señala, mediante la globalización, hay conceptos que cambian de significado, adaptándose de acuerdo a las necesidades de la región; es así como en la mayoría de los países se adaptó el concepto de otaku para identificar a la persona que gusta del anime, pero a modo de orgullo y sin ningún problema o complejo.
Los otakus en México
Aunque la palabra otaku de una forma puede referirse a una persona con un interés obsesivo sobre cualquier cosa en particular, afición u otra forma de entretenimiento, el concepto arribó a México para definir a quienes gustan del anime, manga y la cultura de Japón.
Si bien muchos de la Generación X, millennials y centennials iniciaron viendo anime sin saber que eran dibujos animados creados en Japón, al paso del tiempo y al investigar, fue cuando encontraron un sabor más especial.
Así lo comparte Jairo Santaella, millennial que vivió esa experiencia con los programas y actualmente mantiene este pasatiempo.
“Como tal, saber que era anime, hasta lo que fue ‘Dragon Ball’, porque incluso ‘Los Caballeros del Zodiaco’ yo los vi sin saber que era eso, nada más eran cosas que se veían diferentes, no existía el concepto porque no había internet y no había nadie que te dijera qué es eso”.
Jairo Santaella
Mientras otras generaciones encontraron en el anime algo diferente que los atrajo, como el caso de Rodrigo García, actor de doblaje conocido en la industria como Rodrigo Acevedo.
“Dragon Ball también veía, pero yo no sabía que eso era anime hasta que algún día pusieron Naruto en la televisión, pusieron One Piece, llegó un momento en que Naruto se trabó y ya no tuvo una continuidad, empecé a buscar en internet los capítulos a ver si los encontraba y ahí fue donde me enteré de la existencia del anime”.
Rodrigo García
Fue internet la tecnología que marcó el acceso a más contenidos creados en el país del sol naciente, que poco a poco fueron arrastrados por los mexicanos, originando una comunidad que los mismos japoneses no se imaginarían después la cantidad de fans que habría tanto con el anime, como también la música y todo el universo de entretenimiento nipón.
¿Ésta es la mejor época para ser otaku?
Lo que parecía una palabra para encerrar a un pequeño grupo social, actualmente está en otra dimensión; hay más otakus de los que creemos, incluso sin saberlo. Hay acceso al anime gracias a las plataformas de streaming como Netflix, Crunchyroll o Amazon Prime Video; hay editoriales como Panini y Kamite; y se pueden realizar compras por internet o supermercados de figuras de acción.
“¿Ser otaku es malo? La respuesta sólo la tiene cada persona, dependiendo del contexto en el que viva y de la apertura mental que se tenga en su región de origen”.
Tesis – “Monografía sobre la cultura otaku”