En la intimidad de su casa, el espacio donde creaba sus obras, también fue un lugar para escribir; Frida Kahlo dejó un legado de correspondencia.
Cartas a su primer novio, a su papá, a su amado Diego Rivera, ahora integradas en el libro “Escrituras”, editado por la UNAM.
Creo que se seleccionaron las cartas desde la Frida muy jovencita, muy niña enamorada de Alejandro Luis Arias y luego cartas que empiezan a ser más dramáticas, contando el accidente, aunque Frida nunca pierde el sentido del humor, y luego ya las cartas a Diego Rivera.
Diego García del Gállego | Coordinador del Programa Editorial de la Dirección General de Divulgación de las Humanidades
A su gran amigo, Alejandro Luis Arias, le escribió sobre su estado de salud, apenas 30 días después de haber sufrido el accidente de tránsito
“Tengo desviada y fracturada del lado derecho de la pelvis, tuve luxación y una pequeña fractura”.
Hecho que marcó su vida y quizá dio pauta para que se convirtiera en pintora, según consta en una carta que envió al Instituto Nacional de Bellas Artes.
“Comencé a pintar por puro aburrimiento de estar encamada durante un año, después de sufrir un accidente en el que me fracturé la espina dorsal, un pie y otros huesos, tenía entonces 16 años y mucho entusiasmo por estudiar la carrera de Medicina, pero todo lo frustró un choque entre un camión de Coyoacán y un tranvía de Tlalpan”.
“Escrituras”, cartas de entre 1907 y 1954, recopiladas en 566 páginas. Una oportunidad de conocer a la artista, desde otro ángulo.
Es esta compilación de cartas que a mí me gusta pensarlas como instantáneas, como momentos específicos de su vida, dónde nos va reflejando un sentir, un pensamiento, una reflexión, una emoción que además están dirigidas específicamente para alguien
Perla Labarthe Álvarez | Coordinadora General del Museo Frida Kahlo
Ejemplar disponible en librerías de la UNAM y el portal plazaprometeo.com