La calavera literaria es una composición de palabras en forma de verso que suele escribirse en vísperas del Día de Muertos, con el objetivo de recordar, de una manera divertida y alegre, a las personas que ya fallecieron, o bien, jugar con los vivos, haciendo alusión al día de su muerte de forma sarcástica.
Su elaboración requiere de inspiración y concentración, pues se trata de hacer una composición breve que, además de rimar, sea satírica e ingeniosa.
Para que una calavera literaria sea exitosa, debe cumplir las siguientes características:
- Ser escrita en forma de rima
- Hacer alusión a la muerte de una manera divertida y en tono de broma
- Contener versos escritos a modo de epitafio
- Estar compuesta de estrofas de cuatro versos
Ejemplo de una calavera literaria:
“Murió Benja, pobre cuate.
Siempre fue a todo mecate;
pero una noche oscura se lo llevó la huesuda.
Por andar llegando tarde sin los aguacates”
La historia de la calavera literaria se remonta al siglo XIX
El primer antecedente de una calavera literaria se remite al libro “La portentosa vida de la muerte“, escrito por Fray Joaquín de Bolaños, quien fue un religioso franciscano del Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Guadalupe, Zacatecas.
Antiguamente conocidos como panteones, estos versos nacieron en el siglo XIX a modo de epitafios burlones que expresaban ideas o sentimientos alusivos a la muerte.
- Las primeras calaveras literarias de las que se tiene registro fueron publicadas en 1879, en el periódico El Socialista, de Guadalajara.
En aquel siglo, fueron frecuentemente censurados o destruidos, ya que también eran utilizados como medio para expresar el descontento social con los políticos de la época.