En el fragor de las campañas presidenciales, nos encontramos a 88 días de la que se ha etiquetado como “la madre de todas las elecciones”. La inseguridad, derivada de la violencia criminal, se erige como un denominador común en las propuestas de los candidatos. Sin embargo, ¿realmente se vislumbra un cambio o solo nos enfrentamos a la continuidad de lo conocido.
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La preocupación electoral ha alcanzado incluso a organismos internacionales, aunque el presidente en turno insiste en calificar la situación como calmada, desechando el miedo como un invento de publicistas adversarios. En este panorama, la doctora María Amparo Casar destaca la importancia de un México sin miedo, una utopía que comparten muchos ciudadanos.
Las propuestas de Claudia Sheinbaum, a juicio de algunos analistas, parecen ofrecer más de lo mismo: políticas económicas y sociales que no se distancian significativamente de las actuales. Se cuestiona la efectividad de atacar las causas sociales únicamente con programas sociales, dados los preocupantes 180,000 muertos durante la administración actual.
Casar sugiere que Sheinbaum debería ir más allá, proponiendo soluciones novedosas y efectivas.
Con Xóchitl, se destaca la importancia de abordar el problema carcelario y de fortalecer las policías locales, estatales y municipales. Sin embargo, surge la incertidumbre sobre el papel continuo de las Fuerzas Armadas, que, aunque no se plantea su salida, se menciona la necesidad de retirarles funciones que corresponden al ámbito civil.
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La propuesta de fortalecer la Guardia Nacional, desvinculándola de la Secretaría de la Defensa Nacional, y la duplicación de esfuerzos en programas sociales, se presentan como visiones más amplias y con ciertas novedades. Pero, ¿será suficiente para evitar el camino hacia más de lo mismo?
La búsqueda de un cambio real se traduce en el llamado a no conformarse con promesas vacías y a cuestionar la verdadera capacidad de los candidatos para abordar los desafíos del país. En medio de esta semana electoral, la incertidumbre persiste, y la esperanza de un México sin miedo sigue siendo una utopía anhelada por muchos.