El mundo del futbol está de luto tras el fallecimiento de Josep Maria Fusté, jugador legendario del Barcelona, a los 82 años, quien fue uno de los interiores más finos y carismáticos del equipo azulgrana entre 1962 y 1972.
Josep Maria Fusté fue clave en la conquista de tres Copas del Generalísimo y la Copa de Ferias en la temporada 1965-1966, así como en la selección española que ganó la Eurocopa de 1964.
Fusté fue conocido por el apodo de “Maonet”, por el nombre de la casa en que nació en Linyola. Llegó al club catalán a los 12 años y debutó oficialmente en un partido de la Copa de Ferias de 1962. Aunque era un excelente zurdo, era diestro de nacimiento y solo activó la pierna izquierda después de una lesión en la derecha, lo que le convirtió en un volante muy completo, excelente técnicamente y con un buen sentido del juego en un plantel falto de regularidad como era entonces el Barça.
Fusté era un futbolista rebelde, alejado de la pizarra y del protocolo, que disfrutaba jugar al futbol y que encontraba dificultades en el entrenamiento. Era muy aficionado al tenis y vinculado en su momento al partido Convergència Democràtica de Catalunya.
Siempre se mantuvo unido al Barcelona, especialmente a los veteranos, y estuvo entre los dirigentes de la Agrupación de Jugadores desde 1976 hasta 1989, año en que fue precandidato a las elecciones presidenciales antes de unir su proyecto con el de Sixte Cambra. A partir de 2010 se convirtió en asesor de las directivas de Sandro Rosell y Josep María Bartomeu, junto con Migueli y Rexach. Las muestras de condolencia no se han hecho esperar tras el fallecimiento de Fusté. El presidente del Barcelona, Joan Laporta, expresó su más sentido pésame a la familia y amigos del jugador, destacando su figura legendaria en el club.