Diego Armando Maradona sufría trastornos hepáticos, cardíovasculares y renales y consumía psicofármacos pero no había signos de alcohol ni drogas ilegales en los estudios histopatológicos y toxicológicos, informó la fiscalía que investiga su muerte ocurrida el 25 de noviembre, a los 60 años.
En un comunicado difundido por la Fiscalía de San Isidro, Argentina, dio a conocer los resultados de los análisis complementarios de la autopsia, ordenados para determinar si hubo negligencia, imprudencia o impericia en los tratamientos de salud.
Según el informe, Maradona sufría cirrosis, necrosis tubular aguda (trastorno renal), glomeruloesclerosis focal (insuficiencia renal), aterosclerosis (acumulación de grasas y colesterol en las arterias), cardiopatía isquémica (arterosclerosis de arterias coronarias) e hiperplasia arterial en nodo sinoauricular (cardiopatía).
Los análisis toxicológicos de las muestras de sangre y orina, arrojaron resultados negativos en alcohol y drogas, pero positivos en desmetilvenlafaxina (antidepresivo), quetiapina (antipsicótico atípico), levetiracetam (crisis convulsivas) y naltrexona (se usa en programas de tratamiento por dependencias a drogas o alcohol).
También se detectó en el cuerpo de Maradona metoclopramida (para malestares del estómago) y ranitidina (para tratar úlceras), según el informe.
La psiquiatra Agustina Cosachov y el cardiocirujano Leopoldo Luque están bajo la lupa judicial por ser los dos profesionales que atendían al excapitán albiceleste.
La autopsia realizada el día de su fallecimiento determinó que Maradona murió como consecuencia de un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada, con una miocardiopatía dilatada” y se sabía que su corazón pesaba desde hacía 20 años el doble de lo normal.
El campeón mundial consagrado en México 86 había sido operado de un hematoma en la cabeza el 3 de noviembre, cinco días después de su cumpleaños número 60, el 30 de octubre, cuando había impresionado su mal estado físico y dificultad al hablar al presentarse en la cancha de Gimnasia, el equipo que dirigía.
Maradona murió en una casa en un barrio privado, 30 km al norte de Buenos Aires, donde fue trasladado ocho días después de su operación de cabeza pero donde no habría tenido las condiciones adecuadas para seguir su tratamiento y postoperatorio, según la inspección judicial.
Antes de la última intervención quirúrgica había sido ingresado con síntomas de deshidratación y depresión tras ocho meses de confinamiento por la pandemia del coronavirus.