Estados Unidos (EU) enviará a sus atletas pero ningún representante diplomático a los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 debido a las violaciones de los derechos humanos por parte de China, anunció la Casa Blanca este lunes a pesar de las advertencias del país asiático.
Al estar presente, “la representación diplomática estadounidense trataría estos Juegos como si nada hubiera pasado, a pesar de las flagrantes violaciones de los derechos humanos y las atrocidades de China en Xinjiang. Y simplemente no podemos hacer eso”, sostuvo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki en relación con el llamado boicot diplomático contra Beijing 2022.
China había advertido previamente que tomaría “contramedidas” si EU acudía a tal boicot a Beijing 2022, calificándolo de “fanfarronada”.
“Si los Estados Unidos quieren hacer las cosas a toda costa a su manera, China tomará contramedidas firmes“, afirmó el portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores, Zhao Lijian.
“Insisto en que los Juegos Olímpicos de Invierno no son un escenario para adoptar posturas políticas y manipular”, agregó.
Con este boicot, ningún representante del gobierno de Estados Unidos asistirá a los Juegos Olímpicos o Paralímpicos, pero los atletas de EU participarán en las competiciones.
“Los atletas de EU cuentan con todo nuestro apoyo. Estaremos 100% detrás de ellos mientras los animamos desde aquí”, afirmó Jen Psaki.
El Comité Olímpico Internacional (COI) se congratuló de que la decisión “política” de Washington no pusiera en tela de juicio la participación de los deportistas estadounidenses.
“La presencia de funcionarios gubernamentales y diplomáticos es una decisión puramente política de cada gobierno, que el COI, en su neutralidad política, respeta plenamente“, indicó un portavoz de la instancia olímpica.
Durante meses, el gobierno de EU buscaba la mejor manera de posicionarse con respecto a los Juegos de Invierno Beijing 2022, un evento popular y global organizado del 4 al 20 de febrero de 2022 por un país al que acusa de perpetrar un “genocidio” contra musulmanes uigures en Xinjiang, noroeste de China. Las autoridades chinas denuncian sistemáticamente “la injerencia” de los occidentales que condenan esta situación, asegurando que son “centros de formación profesional” para apoyar el empleo y luchar contra el extremismo religioso.