Las coanfitrionas Nueva Zelanda y Australia ponen en marcha este jueves el primer Mundial Femenino de futbol de la historia con 32 equipos, cuyo inicio quedó en parte opacado por un tiroteo mortal en Auckland.
Sin embargo, cuando al fin rodó el balón, las anfitrionas sumaron sus primeros tres puntos: el equipo de Sam Kerr derrotó 1-0 a Irlanda; mientras que las neozelandesas se impusieron por la mínima diferencia a Noruega.
Incidente en Nueva Zelanda
La mayor ciudad neozelandesa fue escenario de un tiroteo en un edificio que dejó dos muertos, además del atacante, horas antes del partido inaugural entre la selección local y Noruega.
La acción se desplazará posteriormente a Sídney, donde Australia debutará ante Irlanda frente a 80 mil espectadores, señal del interés en este torneo que apunta a ser el más seguido y rentable en la historia del futbol femenino.
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El incidente en Auckland no debe alterar la inauguración del Mundial, dijeron las autoridades del país, pero sorprendió a algunas de las selecciones participantes alojadas en esa ciudad, como Noruega o la vigente campeona Estados Unidos.
Las noruegas, alojadas cerca del sitio del incidente, comentaron que varias jugadoras se despertaron con el ruido de los vehículos de emergencia sin saber de qué se trataba, pero que se sintieron “a salvo” y continuaron sus preparativos con normalidad.
El torneo, que se extiende al 20 de agosto, creció de los 24 equipos de la edición de 2019 en Francia y por primera vez se realiza en dos países, con nueve ciudades en Australia y Nueva Zelanda.
Pero las dos anfitrionas llegan con expectativas diferentes: las “Matildas” australianas esperan avanzar en las siguientes etapas del torneo, mientras las neozelandesas tienen previsiones más modestas.
La figura de Australia en el Mundial Femenino de futbol
Las “Football Ferns” ganaron su primer partido mundialista ante Noruega en el estadio Eden Park, después de la ceremonia inaugural.
“Nuestra meta es bastante clara, queremos ganar nuestro primer partido en un Mundial. Queremos avanzar de nuestro grupo”, declaró la capitana neozelandesa Ali Riley en vísperas del partido.
Nueva Zelanda, dirigida por la checa Jitka Klimkova, figura en el lugar 26 del ranking mundial y ha ganado sólo uno de sus últimos 11 partidos.
Noruega, en tanto, ganó el Mundial de 1995 cuando su entrenadora Hege Riise era la figura estelar.
Su equipo llega a Nueva Zelanda buscando borrar el recuerdo de la Eurocopa del año pasado, en la que perdieron 8-0 ante las anfitrionas de Inglaterra, eventuales campeonas.
“Todo se siente muy diferente, nada se compara con la forma en que dejamos el torneo del año pasado“, comentó la noruega Caroline Graham Hansen, volante del Barcelona.
“Tenemos la posibilidad de comenzar de cero, ésa es la belleza del futbol”, agregó.
La posición de Australia y lo nuevo en el futbol femenil
Australia, décima en el ranking mundial, contó con su atacante y capitana Sam Kerr para dirigirlas a la victoria frente a las debutantes mundialistas de Irlanda.
“Estamos realmente confiadas”, admitió Kerr el miércoles, aunque aclaró que “por ahora estamos jugando ese (primer) partido, no tenemos nada más en mente”.
El torneo va camino de batir récords de asistencia. Las autoridades de la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) aseguran que ya vendieron un millón 375 mil boletos, más que en todo el Mundial de Francia-2019.
Sin embargo, todo indica que el grueso de esas entradas se vendieron en Australia y en mucho menor medida en Nueva Zelanda, donde se percibe menos entusiasmo por el Mundial Femenino.
“El único mensaje que quiero dar es aprovechen el momento, siéntanse orgullosos de lo que han logrado aquí en Nueva Zelanda, en Australia“, declaró en conferencia de prensa en Auckland el presidente de FIFA, Gianni Infantino, quien urgió a los aficionados a comprar entradas.
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Las campeonas de Estados Unidos llegan al torneo como favoritas para alcanzar un histórico tercer título consecutivo y el quinto desde que comenzaron los mundiales femeninos en 1991.
La Copa del Mundo ampliada también mejoró el premio en efectivo, con 30 mil dólares para cada jugadora participante.
Para el entrenador de España, Jorge Vilda, el Mundial de Australia y Nueva Zelanda también marca una evolución del futbol femenino hacia un mayor profesionalismo.
“Cada Mundial y todos los Mundiales que vengan van a estar más igualados, porque la gente se prepara mejor, la distancia de las grandes selecciones es más corta, las jugadoras están cada vez más en la profesionalizacion”, aseguró Vilda.