Un aficionado del Atlas que estuvo presente con su esposa en el partido contra Querétaro, en el estadio Corregidora, contó a través de Twitter que otras personas, al parecer de los seguidores de los Gallos Blancos, les salvaron la vida al regalarles una camisa blanquiazul para que pudieran salir ilesos del recinto.
El aficionado del Atlas compartió una fotografía que tomó 15 minutos antes de que comenzara la campal y contó cómo fue que él y su esposa, con quien celebraba un aniversario, pudieron salir ilesos gracias a la ayuda de tres seguidores del Querétaro.
“Nos salvaron la vida; infinitas gracias”
El usuario de Twitter, identificado como Beto Valdiavia, agradeció a unos aficionados del Querétaro que les regalaron a él y a su esposa unas camisetas de los Gallos para evitar que fueran agredidos, pues el peligro era mayor porque los agresores se iban contra todo aquel que tuviera una playera rojinegra.
Para mantenerse a salvo y para no ser identificados como aficionados del Atlas, Beto y su esposa se quitaron sus playeras rojinegras y buscaban a toda cosa salir al estacionamiento para retirarse. Contó que mientras intentaban ponerse a salvo, dos jóvenes y un adulto mayor con playeras de los Gallos les dieron sus camisetas.
“Un chavo de Querétaro desesperado le entregaba su playera a mi esposa para que se la pusiera encima (…) mientras mi esposa imploraba porque alguien me diera alguna sudadera. Un señor de la tercera edad y su hijo se pusieron a nuestro lado y dijo “nosotros los sacamos”, pidió a su hijo que me diera la sudadera a pesar de que el no quería, por el mismo miedo de sentirse en riesgo por ayudarnos. A estas personas, sólo puedo decirles infinitas GRACIAS!!”.
Contó Beto.
Gracias a que se quitaron sus playeras del Atlas y consiguieron ponerse unas del Querétaro, ambos pudieron llegar hasta su auto; sin embargo, según contó, el riesgo prevalecía.
“Vimos a dos asesinos frente a nosotros”
En su camino “eterno” hacia su coche vieron a “dos asesinos buscando gente del Atlas“ con armas indescriptibles: una especie de tubos rodeados con cadenas; las arrastraban en el pavimento para que rechinaran causando aún más terror.
“Por más increíble que parezca, a escasos metros de llegar al coche aún seguíamos en peligro, justo frente a nosotros venían dos asesinos buscando gente (…) sólo tomé de la mano a mi esposa y le dije entre labios: ‘Disimula, ya casi llegamos’; sin inmutarnos ni agachar la cabeza, pasamos a medio metro de ellos, logrando salir ilesos”.
Agregó el aficionado del Atlas.