Ante una sociedad cada vez más cambiante, el británico Stuart Fowkes lidera el proyecto Cities and Memory (Ciudades y Memoria), pues así como el personaje de Nino Quincampoix guardaba risas extrañas de otros parisinos en la cinta francesa Amélie, éste se enfoca en preservar aquellos sonidos que alguna vez se escucharon en las ciudades del mundo.
Es en el marco de esa labor que ya su página web ya tiene más de cinco mil sonidos de un centenar de países, entre los que se encuentran los vendedores ambulantes de la Ciudad de México, así como el sonido de las protestas en todo el mundo.
Y es que, aunque estaca el furor moderno por la inclusión de sonido ambiental en música y producciones audiovisuales, el proyecto va más allá, pues busca resguardar una memoria que podría perderse con el paso del tiempo.
Ello, ante la la desaparición de los objetos que los causaban, como destaca el accionar de una cámara Super 8, los trenes de vapor o el característico, y aterrorizante cuando se alargaba, sonido del módem al conectarse a internet vía telefónica, antes de la aparición de la banda ancha.
¿Qué colecciona Fowkes?
Las icónicas cabinas telefónicas rojas ya no despiertan interés en Londres, pero Fowkes está encantado al encontrar una que funciona: su timbre es uno de los “sonidos obsoletos” que están desapareciendo en el mundo y su proyecto pionero se dedica a preservar.
Frente al viejo auricular, Fowkes saca un dispositivo de grabación y entra en acción. “Siempre he tenido curiosidad por los sonidos”, explica.
“Ahora aparecen nuevos sonidos más rápido que nunca en la historia, pero también cambian y desaparecen más rápido”
Stuart Fowkes
Asimismo, destaca que en los últimos cinco años, su proyecto “Cities and Memory” ha recopilado y remezclado más de 5 mil sonidos de 100 países, consultables en su página web y que van a ser archivados por la Biblioteca Británica.
Ahora tiene un nuevo proyecto colaborativo, consistente en preservar sonidos que están “justo al borde de la memoria“.
Estos sonidos que estamos “a punto de olvidar” son los que tienen la “mayor resonancia emocional“, afirma. “Lo que me ha sorprendido es cómo la gente ha respondido emocionalmente a algunas de las grabaciones”, reconoce.
“Hay gente que ha escuchado el sonido de una cámara de cine Super 8 y esto les ha recordado cuando estaban en el salón de su casa en 1978 con su padre enseñándoles películas caseras por primera vez”.
Stuart Fowkes
Mientras que, por otra parte, a finales de noviembre lanzó desde su página el proyecto “Sonidos Obsoletos“, que ya incluye más de 150 grabaciones recogidas en todo el mundo, así como remezclas de esos sonidos realizadas por músicos y artistas sonoros.
Anunciada como la mayor colección de este tipo, incluye desde reproductores de casetes Walkman y antiguas consolas de videojuegos, hasta trenes de vapor y coches de carreras de época, así como sonidos que evocan el rápido cambio del entorno natural, como el desmoronamiento de los glaciares.
“Antes de la revolución industrial nuestro entorno sonoro -campanas y cascos de caballos e industria manual- no habría cambiado mucho durante cientos de años”, dice, a la vez que agrega que “hoy, el ritmo de los cambios es ridículo. Cosas que sólo tienen unos pocos años, como los tonos de llamada de los teléfonos móviles, ya suenan anticuadas”.
Los sonidos de la ciudad
Yendo bajo el nivel de la calle hasta la red del metro de Londres, Fowkes se pone de nuevo manos a la obra.
Al igual que los “trainspotters“, los apasionados que miraban pasar los trenes y en su día fueron una imagen familiar en los andenes de las estaciones del Reino Unido, Fowkes es un “soundspotter” entregado al examen de los sonidos.
Para él, el chirrido de las ruedas del tren al rozar las curvas de las vías metálicas o el ruido de las puertas al abrirse y cerrarse no tiene nada de aburrido ni de poco interesante.
“Siempre he sido alguien que escucha el mundo. En cuanto tengo una grabadora en la mano, empiezo a escuchar el mundo de forma diferente y oigo cosas que otras personas no necesariamente notarían o escucharían”.
Fowkes, consultor digital, lanzó “Cities and Memories” en 2015, y ha atraído a unos mil colaboradores de todo el mundo.
“Cada mañana me despierto y veo que he recibido correos electrónicos con grabaciones de algún lugar completamente inesperado, como una playa de Bali o el metro de Pyongyang“.
Las grabaciones de ambiente están de moda, afirma, y artistas como Bjork las utilizan en su música.
“Antes se consideraba algo muy especializado (…) pero ahora cualquiera puede hacer una grabación decente con su teléfono y se está convirtiendo en cada vez más habitual”.
Fowkes está encantado con la respuesta a su proyecto, pero le gustaría recibir más sonidos, especialmente de las ciudades africanas, pues afirma que cualquiera puede contribuir, simplemente “sacando su teléfono móvil por la ventana” y visitando después su web.
Mientras tanto, él seguirá añadiendo sus propias grabaciones, aunque admite que su dedicación puede ser a veces una fuente de ligera irritación para su mujer.
“Cada vez que vamos a un nuevo sitio de vacaciones (…) pienso ‘¿has oído ese paso de peatones?’ y tengo que ir a grabarlo”, confiesa.