Son pájaros que buscan atar la tierra con el cielo, su vuelo alcanza los 22 metros de altura; a través de la ceremonia del “Palo Volador”, se comunican con deidades, como el sol y la luna. Son los voladores de México, una tradición prehispánica que nació en la cultura totonaca.
- “Es una ceremonia de fertilidad, de cosecha y de abundancia.” Víctor García, consejero Educativo de la Ceremonia Ritual de Voladores
Previo al vuelo, el palo debe de ser consagrado para que las deidades concedan los favores.
- “Un grupo de cinco integrantes entra al monte, derriban el palo volador, lo arrastran y lo siembran con rituales de consagración para que este palo volador sirva de vínculo entre la tierra y el cielo.” Víctor García, consejero Educativo de la Ceremonia Ritual de Voladores
En la ceremonia, el copal purifica el ambiente y la música permite comunicarse con el poder superior. La flauta es otro de los básicos en las ceremonias rituales del palo volador.
A través del invocador, pueden pedir a los dioses.
- “La persona que tiene el dominio de la flauta y el tambor y a través de la sincronización de estos instrumentos evoca el trino de las aves y se comunica con este lenguaje del silbido con las deidades.” Víctor García, consejero Educativo de la Ceremonia Ritual de Voladores
Esta ceremonia es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad desde 2009.
Están presentes en Puebla, San Luis Potosí, Michoacán e incluso Guatemala, pero Papantla, Veracruz, es la cuna de esta tradición.
Lisandro es un orgulloso volador.
- “Para mí es muy importante estar en este ritual de voladores porque estamos preservando algo que ya se está perdiendo.” Lisandro García, volador de Papantla, Veracruz
Por su parte, Antonio Rodríguez, director general de Culturas Populares Indígenas y Urbanas indica que el patrimonio vivo no ha de entenderse como un anzuelo que da riquezas materiales, sino como un elemento indispensable para mantener unida, en equilibrio, en armonía a la comunidad.”