A finales de 1955, mientras estaba en un hospital de la Unión Soviética, donde era sometido a un tratamiento nuevo contra el cáncer de próstata que padecía, Diego Rivera realizó los bocetos para el mural “La ciencia química presente en las principales actividades productoras útiles a la sociedad humana”, el cual sería ejecutado en los muros cabeceros del Edificio A de la entonces Escuela Nacional de Ciencias Químicas (ENCQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), sin embargo, esto nunca ocurrió.
En esos bocetos, Rivera representó diversas actividades relacionadas con la química, como la producción de fierro, acero, cemento y vidrio, la extracción de minerales, la orfebrería, entre otras. Así como una alegoría femenina y se orienta más hacia la medicina, los agroquímicos y la pintura. Incluso, en una de las escenas se aprecia a Frida Kahlo recibiendo una paleta de colores de un hombre, en alusión a la química de los pigmentos para los artistas plásticos.
Otro boceto incluye una alegoría masculina y aborda, sobre todo, la explotación minera y los procesos metalúrgicos, aunque también aparecen, en la parte superior, hombres armados.
“Por lo demás, en la mano derecha de ambas alegorías hay un ojo el cual remite al conocimiento y a la visión interior”, explicó Itzel Rodríguez Mortellaro, académica del Colegio de Historia de la Facultad de Filosofía y Letras.
Una característica de los bocetos del mural que Diego Rivera no terminó es que muestra una organización horizontal de la producción, puesto que no se ve en ellos a ninguna autoridad.
Sobre esto, Rodríguez Mortellaro dijo que dado que todos los personajes están en un mismo plano horizontal. “Mi hipótesis es que este escenario se avenía muy bien con la admiración que Rivera sentía por la forma de industrialización y producción de la Unión Soviética”.
Según la experta en los bocetos de la obra inconclusa de Rivera, también es posible apreciar cómo el artista buscó adaptar su obra a la arquitectura del edificio de la ENCQ, del mismo modo en que lo hizo en el Estadio Olímpico Universitario, donde la idea de integración plástica fue muy orgánica.
“Su planteamiento resulta muy racional, pues se trata de unas cuadrículas que de algún modo armonizan con la fachada del edificio, que también es una cuadrícula, pero de vidrio. Así, parecen unas ventanas a través de las cuales puede observarse cómo se efectúan los diferentes procesos químicos que permiten transformar las materias primas en productos beneficiosos para la humanidad”.
Y agregó que, en la ENCQ, Rivera tuvo que adaptarse a la disposición más bien racional-geométrica del edificio”.
“Esto es lo que vemos en los bocetos: los marcos de acero que dialogan con la estructura de acero del edificio y que dan sustento a unos murales-ventanas que dialogan con las ventanas de vidrio de aquél”.
De acuerdo con la experta, a partir del estudio de esos bocetos, que permanecen bajo resguardo en el NSU Art Museum Fort Lauderdale, en Florida, Estados Unidos, se sabe que “el mural tendría un carácter escultórico, tal como el mural “La Universidad, la familia y el deporte en México”, realizado unos años antes por el mismo Rivera en el Estadio Olímpico Universitario”.
El 1 diciembre de 2021, para conmemorar los 105 años de la ENCQ, se proyectaron, en lo que fue un espectáculo multimedia, los dos bocetos (uno después del otro) sobre el muro occidental del Edificio A de la Facultad de Química.
¿Por qué no se realizó el mural?
Sobre por qué Diego Rivera no realizó dicho mural, Rodríguez Mortellaro indicó que existen varias hipótesis. Una de ellas dice que Rivera ya estaba muy enfermo y no tuvo las fuerzas necesarias para seguir trabajando.
Otra señala que era un proyecto monumental el cual implicaba un enorme esfuerzo técnico para crear relieves sobre concreto.
Y otra más, que, luego de que Carlos Lazo muriera en un avionazo el 5 de noviembre de 1955, se pospuso una y otra vez hasta que finalmente se canceló, toda vez que el mural había sido a pedido de éste.
Por otro lado, la experta dijo que, si bien algunos arquitectos aceptaban la intervención de los muralistas en sus obras, como Enrique Yáñez, uno de los que diseñó la ENCQ, otros la rechazaban. Quizás esta discrepancia entre arquitectos y muralistas también influyó para que el mural “La ciencia química presente en las principales actividades productoras útiles a la sociedad humana” no se concretara”.
“Probablemente, esos bocetos sólo eran parte de un proyecto preliminar que Rivera pudo haber desarrollado más si las condiciones y circunstancias de su vida hubieran sido otras”, agregó la académica.