Los abuelos, desde tiempos inmemoriales, han sido figuras clave en las familias y las comunidades. Sin embargo, en culturas como las prehispánicas, su importancia trascendía el ámbito familiar para convertirse en un pilar fundamental de la sociedad. Este Día de los Abuelos te decimos ¿cómo eran considerados los abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, según los nahuas?
¿Cómo eran considerados los tatarabuelos, bisabuelos y abuelos, según los nahuas?
En el caso específico de los nahuas, Elvira Pruneda Gallegos, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, explica en una publicación cómo eran considerados los tatarabuelos, bisabuelos y abuelos, según las investigaciones realizadas por el historiador mexicano Alfredo López Austin en su libro “Cuerpo humano e ideología: Las concepciones de los antiguos nahuas”.
Por ejemplo, según Pruneda Gallegos, el autor describe a los tatarabuelos como: “un ser temblador, engullidor, como alguien que llegó a la abundancia y que es el fundamento, el inicio: es el ser del origen, el procurador de la mazorca, la primera simiente”.
Sin embargo, también describe “al mal tatarabuelo, al anciano que es sucio, al ruin, al que inicia el daño y la miseria”.
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En cuanto a los bisabuelos, asegura que López Austin los describe como “el que conoce la tradición, de cómo se obtiene la fama, un nombre” y dice que al ser personas llenas de recuerdos, éstas son ” Al llenarse de recuerdos, es “como un libro, como una pintura. Es recordador, renombrado; está erguido, establece el patrón a seguir, la mesura de las cosas”.
Mientras que el mal bisabuelo “lo coloca en un rincón, en un muro lleno de oscuridad. Toma también en cuenta que son viejos, ya no saben nada, por segunda vez son niños”.
Sobre los abuelos, la especialista expone que el historiador señala que son aquellos “hombres viejos” que son canosos, de cabeza blanca y dura. Los cuales vienen “de lo remoto”. Son los dueños de los consejos, de trabajos realizados. Además, “pueden estar llenos de fama, de honra, con el poder de amonestar”. Además, dice, “poseían las palabras para abrir a la gente ojos y oídos. Eran instructores y relataban lo antiguo”.
Su contraparte, según López Austin, “era un personaje en el que se depositaba lo malvado, el falsificador, el mentiroso, el borracho, el ladrón. Era un viejo infantil, caduco, arrugado, fanfarrón, vil, estúpido. Mentía y falseaba, era negligente”.
Los abuelos en los tiempos prehispánicos
En general, para la mayoría de los pueblos mesoamericanos, el anciano fue considerado como la persona que conocía la verdad y la transmitía a aquellos que se encontraban cerca de él, según indica un artículo publicado por la Red Latinoamericana de Gerontología.
“El poder sus palabras eran más que sólo eso ya que se convertían en consejos que encauzaban el devenir de la vida, incluso de los mitos y de la historia”, indica la publicación.
El papel que desempeñaban los abuelos para las culturas prehispánicas era sumamente importante. No sólo como consejeros y guías de ceremonias y rituales sino porque en ocasiones encabezaban la siembra de las cosechas, eran reconocidos por reconocer el momento preciso en que se debía actuar y aquel en que era mejor dar paso a la quietud.
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Sobre esto, el Museo Amparo, ubicado en Puebla, destaca que el papel que jugaron los ancianos durante la época prehispánica fue medular para el mantenimiento del orden y las costumbres; ya que, sus memorias y sus palabras fueron altamente valorados.
Además, señala que según expertos, “los ancianos estuvieron vinculados con la magia y la adivinación, es decir, con cuestiones mítico-religiosas; representaban el calor y la madurez por lo que se les asoció con el color rojo y el fuego”.
Los abuelos en la actualidad
En la actualidad es posible considerar a los abuelos, en muchas ocasiones, como un soporte emocional, ya que con ellos es posible entablar “una relación muy relajada, muy progresiva, muy libre y con una buena conexión”, dice Gabriela Aldana González de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esto se debe a que con los abuelos “hay una posición más permisiva que con los padres“. Incluso, la experta dijo que es posible llegar a tener una relación de amistad con los abuelos.
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“Al tener una experiencia más amplia, los abuelos se vuelven confidentes (para bien) de sus nietos y aprovechan esa situación para compartir sus experiencias previas y actuales. Es una situación donde ambos obtienen beneficios como alegría y entretenimiento”, dice la experta.