A través de un video, investigadores de la Universidad de Oxford dieron a conocer la facilidad con la que se contagia el COVID-19 al cantar cuando las personas están juntas, como en un coro.
Mientras el distanciamiento social es efectivo en las interacciones sociales para prevenir contagios de coronavirus, los expertos señalan que cantar puede producir un número sustancialmente mayor de gotitas respiratorias y aerosoles que hablar, ya que es más fuerte y sostenido durante más tiempo por lo que se requiere de la adopción de nuevas medidas para mitigar los riesgos de infección.
Gracias a la visualización y velocimetría realizada por los científicos fue posible saber que la mayoría de las gotas expulsadas durante el canto siguen el patrón de flujo de aire ambiental, lo cual apunta a la posibilidad de que COVID-19 se propague por pequeñas gotitas en el aire durante el canto.
Los resultados del seguimiento detallado de partículas revelan que la velocidad máxima de gotitas expulsadas, específicamente para ciertas sílabas como “do”, “fa” y “ti”, es de aproximadamente 6 metros por segundo, las cuales son similares a las velocidades reportadas al hablar.
Sin embargo, al examinar más a fondo el movimiento de las gotitas de saliva a una distancia de 15 cm de la boca, se observó que casi el 90% de las gotitas se mueven a velocidades inferiores a 1 m/s.
- El 75% de las gotas observadas se mueven a velocidades inferiores a 0.5 m/s y el movimiento se distribuye por igual en todas las direcciones, lo que implica que no se asienten rápidamente y puedan seguir el patrón de flujo de aire ambiental.
Estos resultados apuntan hacia una alta generación de contenido de aerosol, ya que el comportamiento de estas gotas es como el de las partículas en el aire.
La dirección en la que se mueven estas gotas es importante porque implica que para una configuración de coro normal con múltiples filas y alturas, estas gotitas pueden representar un riesgo para los que están en las filas adyacentes así como para los que están en las filas distantes.
Los expertos señalan que ahora es necesario trabajar en métodos que permitan cuantificar con precisión el tamaño de las partículas, para comprender mejor la dinámica de las gotitas.
- En el caso de toser, aproximadamente el 50% de las gotas detectadas se movían a velocidades superiores a 6 m/s, mientras que en el caso de hablar solo el 15% se movía a velocidades superiores a 6 m/s.
Además, también señalan que es posible que exista cierto grado de variabilidad en el número de gotas expulsadas entre diferentes individuos, debido a parámetros como sonoridad, notas, consonantes y duración de cada nota cantada.
No obstante, las gotitas observadas no parecen asentarse rápidamente y sin una ventilación adecuada, estas gotas pueden potencialmente saturar el interior entorno que probablemente pueda explicar las altas tasas de ataque de COVID-19 observadas en coros de Estados Unidos y Europa.
Aunque el estudio sólo proporciona evidencia visual de las gotas y aerosoles expulsados mientras se canta y se comparan las velocidades y direcciones asociadas, los investigadores de Oxford indican que estas gotitas tienen la capacidad de transmitir potencialmente virus como el SARS-CoV-2.
Por ello, ciertos países como Alemania y los Países Bajos, han prohibido todas las actividades de canto en grupo, pues los brotes de COVID-19 relacionados con el coro en Berlín, Ámsterdam y el estado de Washington en Estados Unidos, tuvieron un alza en las tasas de contagio del 75.6%, 78.5% y 86.9% respectivamente.
- Se han informado que aproximadamente 69% de los brotes documentados están asociados con el canto en los Estados Unidos, lo que resultó en más de 544 casos.