Propulsión UNAM, proyecto integrado por universitarios de varias carreras, desarrolló el primer cohete con motor híbrido construido en su totalidad por estudiantes y el cual fue llamado Xitle.
Xitle tiene 4.5 metros de longitud y fue fabricado con fibra de carbono, coples de aluminio, una parte de fibra de vidrio y con combustible a base de óxido nitroso y parafina.
El cohete fue creado en su totalidad por los estudiantes de las carreras de Ciencias de la Computación, Ingeniería Mecánica o Ingeniería Química: “nada fue comprado, salvo ciertos componentes para la computadora que resultaban difíciles de fabricar. Todo está elaborado 100 por ciento por nosotros”, detalló Sharon Cuallo, estudiante de Ingeniería Mecatrónica.
Este diseño representa un gran salto tecnológico para el equipo, pues requiere una variedad de válvulas, tuberías, control de fluidos y de instrumentación compleja, además del uso de normas de la American Society for Testing and Materials para el diseño de sistemas ricos en oxígeno.
Para garantizar la resistencia de la estructura durante el vuelo se utilizó fibra de carbono. Además, se aplicaron nuevos métodos de recuperación y, dado que el vehículo tiene como objetivo un apogeo de 9 kilómetros y los transmisores de radio comerciales quedan fuera de rango, se desarrollaron circuitos de radio, frecuencias con asesoría del Instituto de Astronomía de la UNAM.
Con este prototipo, Propulsión UNAM participó en la competencia más grande de cohetería experimental en el mundo: la Spaceport America Cup, celebrada en Nuevo México, Estados Unidos. En dicho certamen figuraron en la categoría de Mayor Dificultad Técnica y obtuvieron el quinto lugar en Mejor Diseño, de entre 150 representativos.
Proyectos a futuro
Luis Bolívar, estudiante de Ingeniería Mecánica, menciona que todos dedican tiempo, trabajo y esfuerzo para lograr una meta: “la mayoría sueña con que esta tecnología se desarrolle en México. Muchos nos negamos a ir a Estados Unidos o a Europa a trabajar en proyectos de este tipo. Queremos que esto se quede aquí y, por lo mismo, estamos formando a ingenieros y científicos que sepan concretar proyectos aeroespaciales”.
Hoy los universitarios trabajan para llegar al espacio. Su próximo objetivo es diseñar y manufacturar un cohete que supere los 100 kilómetros de altura, donde se ubica la línea de Kármán, la cual separa la atmósfera del espacio. Para lograrlo transmitirán todo su conocimiento a las siguientes generaciones que se integren al equipo.