Sismos lentos: ¿qué son y qué peligro representan?
Arturo Iglesias Mendoza, jefe del Servicio Sismológico Nacional (SSN) habló sobre un fenómeno llamado “brecha sísmica de Guerrero”, una región de 150 kilómetros entre Acapulco y Papanoa que, desde 1911, no ha sido epicentro de sismos mayores a magnitud siete, por lo que la consideran que lo que ocurre ahí es un sismo lento.
Los “sismos lentos” o “silenciosos”, según Arturo Iglesias, son movimientos que se caracterizan por la lentitud de su ruptura, la cual puede extenderse durante semanas o meses, a diferencia de los sismos regulares que ocurren en segundos.
Un descubrimiento que cambió la sismología
Un artículo publicado en la Gaceta de la UNAM, señala que los sismos lentos no producen ondas sísmicas, por lo que son invisibles para los sismógrafos convencionales y no representan un riesgo directo para la población.
Sin embargo, su descubrimiento, en 2001, con el uso de dispositivos GPS, marcó un antes y un después en el estudio de la tectónica. Iglesias comparó este avance con la invención del microscopio, ya que reveló una nueva dimensión en la comprensión de los procesos sísmicos.
En palabras del investigador emérito del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM, Shri Krishna Singh, los sismos lentos son parte fundamental de la sismotectónica de zonas de subducción, como las de México.
Estos movimientos podrían estar relacionados con la liberación de energía acumulada entre las placas tectónicas, como la de Cocos y la de América del Norte, que interactúan en la costa mexicana.
¿Qué riesgos representan los sismos lentos?
Aunque estos sismos en sí no generan ondas sísmicas destructivas, se ha observado que, en ocasiones, anteceden a sismos regulares. “Hoy es imposible entender la sismotectónica sin considerar los sismos lentos”, enfatiza Iglesias.
De hecho, entre 2000 y 2002, se registró en la brecha de Guerrero un sismo lento de magnitud 7.6, el primero de este tipo en ser documentado en el país.
La falta de sismos regulares en la brecha de Guerrero ha llevado a algunos expertos a teorizar que los sismos lentos podrían estar aliviando parcialmente la tensión acumulada en esa zona. No obstante, otros sugieren que la tasa de acumulación de energía entre las placas en esa región es menor, lo que podría explicar la ausencia de actividad sísmica importante desde 1911.
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Monitoreo constante ante una posible amenaza
Dada la cercanía de la brecha de Guerrero con áreas densamente pobladas, como la Ciudad de México, la zona ha sido equipada con un conjunto de instrumentos para su monitoreo constante.
Instituciones como el SSN, el IGf y el Centro de Instrumentación y Registro Sísmico trabajan en conjunto para estudiar estos fenómenos, cuyo comportamiento podría ser clave para anticipar futuros eventos sísmicos en el país.
A pesar de los avances, los sismos lentos siguen siendo un área de estudio relativamente nueva, que plantea más preguntas que respuestas. ¿Son capaces de prevenir grandes terremotos? ¿O simplemente retrasan lo inevitable? El tiempo y la investigación darán más pistas sobre este intrigante fenómeno de la naturaleza.