Un equipo de arqueólogos británicos reveló este jueves, cómo lucía el rostro de una mujer neandertal que vivió hace 75 mil años, y cuyo cráneo estaba fragmentado en más de 200 pedazos. Un trabajo que cuestiona lo que sabíamos sobre esta especie a menudo considerada como tosca y muy poco desarrollada.
Un documental difundido desde el jueves en la plataforma Netflix y producido por la BBC narra el camino, desde el descubrimiento de un cráneo en el Kurdistán iraquí hasta su reconstrucción.
Recreación del rostro de la mujer neandertal
La recreación del rostro de esta antigua mujer neandertal implicó todo un reto para los investigadores, ya que el cráneo de Shanidar Z, nombre que se dio a la mujer, se descubrió aplastado, seguramente, por la caída de una piedra poco después de su muerte.
Una vez reconstruido, el cráneo fue impreso en 3D, lo que permitió a los paleoartistas, los gemelos holandeses Adrie y Alfons Kennis, reconstruir el rostro aplicando capas de piel y músculos recompuestos, un trabajo que se muestra en el documental emitido el jueves y titulado “Secretos de los neandertales”.
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Aunque los cráneos de los neandertales eran muy diferentes de los de los humanos, “con enormes arcos superciliares y prácticamente sin barbilla”, el rostro recreado “sugiere que estas diferencias no eran tan pronunciadas”, dijo Emma Pomeroy, paleoantropóloga de la Universidad de Cambridge.
Esto, en su opinión, permite ver “cómo se produjeron los cruces entre especies, dado que casi todas las personas que viven hoy en día siguen teniendo ADN neandertal“.
¿Cómo fue posible esto?
Todo comenzó en 2018, cuando arqueólogos de la Universidad de Cambridge descubrieron el cráneo de un espécimen neandertal al que bautizaron Shanidar Z, en honor a la cueva donde lo encontraron y que llevaba 50 años cerrada a los científicos por motivos políticos.
Las observaciones permitieron concluir que se trataba de una mujer, de unos cuarenta años en el momento de su muerte.
La parte inferior del esqueleto ya había sido excavada en 1960, junto con los restos de al menos diez neandertales, por el arqueólogo estadounidense Ralph Solecki, conocido por su labor de rehabilitación de la imagen de esta especie.
“Queríamos intentar datar los enterramientos con el fin de poder utilizar el yacimiento [de Shanidar] para contribuir al amplio debate sobre las razones de la desaparición de los neandertales”, que convivieron con el Homo sapiens durante unos miles de años antes de extinguirse hace unos 40 mil años, dijo Barker.
El cráneo de Shanidar Z, que ha sido reconstruido en el laboratorio de la Universidad de Cambridge. Foto: BBC Studios/Jamie Simonds.
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Emma Pomeroy, explicó que la extracción de los restos de Shanidar Z fue una operación muy delicada.
Los huesos y sedimentos circundantes tuvieron que ser reforzados in situ con un consolidante similar al pegamento antes de poder extraerlos en numerosos trozos pequeños envueltos en papel de aluminio.
Dadas las condiciones del cráneo, éste se encontraba fragmentado en más de 200 pedazos, los cuales se ensamblaron en un laboratorio de Cambridge, en lo que pareció un “valiosísimo puzzle en 3D”, sobre todo porque los fragmentos tenían una consistencia “parecida a la de una galleta mojada en té”, cuenta Pomeroy.
Los neandertales y la forma de ver la muerte, un nuevo descubrimiento
Shanidar Z formaba parte de un grupo de cinco especímenes hallados justo detrás de una enorme roca vertical en el centro de la cueva, que pudo servir de indicador para que los neandertales enterraran a sus muertos en el mismo lugar.
Esto, según los expertos, supuso una auténtica sorpresa para los investigadores, ya que “no esperaban encontrar más neandertales” en dicha cueva, declaró a la agencia de noticias AFP el profesor Graeme Barker, del Instituto McDonald de Investigación Arqueológica de Cambridge.
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La colocación de los restos de los cuerpos encontrados, en la misma posición y mirando en la misma dirección, podría significar que los neandertales tenían una “tradición” en torno a la muerte y que hubo “una transmisión de conocimientos entre generaciones”, explica Chris Hunt, profesor en la Universidad John Moores de Liverpool, que participó en la investigación.
Este “comportamiento intencionado (…) no se parece a lo que cuentan los libros de texto sobre los neandertales, que describen una vida brutal y corta”, añade.