Expertos en salud llegaron a la conclusión de que es importante crear conciencia en el personal médico (profesional y estudiantes), así como en los pacientes, sobre que el abuso de antibióticos provoca resistencia antimicrobiana, lo que se traduce en un problema de salud pública.
En el encuentro “Resistencia antimicrobiana: enfoque integral. One health. Acciones necesarias urgentes” realizó por la UNAM, se destacó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) “se calcula que aproximadamente mueren 700 mil personas cada año por este problema. Para el año 2050, habrá 10 millones de muertes anuales”.
En el foro, los especialistas señalaron que la inadecuada prescripción médica se suma la presión de los pacientes para recibir este tipo de medicamentos y de los padres de familia para dar antibióticos a niños.
Asimismo, mencionaron que se requiere de investigación para caracterizar adecuadamente cuándo ocurre la resistencia y definir cuáles son los riesgos de encontrar genes de resistencia o bacterias resistentes en ciertos ambientes, así como cuáles pueden ser los valores máximos permitidos que adopte una norma oficial mexicana, de la cual se carece.
Adolfo René Méndez Cruz, de la UNAM, dijo que las universidades tienen responsabilidad para que los alumnos comprendan la resistencia que generan los antibióticos y su uso irracional, que ha llegado al uso de tres y hasta cuatro antibióticos durante la pandemia.
Sobre la pandemia,José Gotés Palazuelos, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, también refirió que el uso de antibióticos no mejora la tasa de la COVID-19 grave, mientras que utilizar medicamentos corticoesteroides la aumenta.
Medidas para aplicar
Adolfo René Méndez Cruz, de la UNAM, propuso incrementar las acciones preventivas como lavado de manos y vacunación, favorecer la investigación básica sobre bacterias y su relación con los antibióticos y los estudios sobre la presión evolutiva que hacemos sobre los microorganismos. “Los antibióticos son necesarios e incluso necesitamos más, pero es indispensable controlar su abuso”, aseveró.
Uso de antibióticos en casos que no son necesarios
Por su parte, María Guadalupe Castro Martínez, directora de la Facultad de Medicina de la Universidad La Salle, señaló que “más del 50% del uso se hace de manera ambulatoria para infecciones frecuentes que a lo mejor no requieren el empleo de antibióticos, como son las infecciones de vías respiratorias superiores”.
En ese mismo punto concuerda Guadalupe Miranda Novales, del Centro Médico Nacional Siglo XXI del IMSS, ya que señala que “las enfermedades como las infecciones respiratorias, las diarreicas y en vías urinarias tienen otro tipo de tratamientos, pero se utilizan antibióticos y fomenta el problema de la resistencia. Tampoco se toma en cuenta la etiología viral y el carácter autolimitado de la mayoría de casos de faringitis y diarrea”.
Conocer la dosis necesaria de los antibióticos y medidas hospitalarias
José Luis Soto Hernández, del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, recalcó la importancia de la gestión de antibióticos en la consulta externa, porque es ahí donde se utiliza la mayor cantidad.
Además, abundó, tener conciencia de la utilización de los antibióticos también ayuda a minimizar los diagnósticos erróneos o retrasados. Conocer las guías de práctica clínica ayuda a garantizar que se seleccione el fármaco, la dosis y la duración correcta cuando realmente se necesita.
Por su parte, Gabriel Soto Nieto, del Instituto Nacional de Cardiología, recalcó la importancia de las medidas en hospitales para enfrentar la resistencia de los microorganismos a los fármacos; la primera es un programa adecuado de lavado de manos, porque la tasa de contaminación del personal asociado a cuidados de la salud es de 13 a 15%.
“El problema es que la persistencia de los microorganismos en las manos es, en general, de 18 a más de 150 minutos, y en superficies inertes pueden durar horas, días y meses”. Hay estudios que indican que la causa de una infección asociada a cuidados de la salud puede ser derivada de una transmisión por el propio personal.