¿Qué es el “oxígeno oscuro” y por qué es importante para la vida?
El oxígeno es producido en el planeta por medio de la fotosíntesis. Sin embargo, un nuevo estudio realizado por la Asociación Escocesa de Ciencias Marinas descubrió en las profundidades del océano el llamado “oxígeno oscuro”, así lo dio a conocer la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) el pasado martes.
Pero, ¿qué es el “oxígeno oscuro”?
El “oxígeno oscuro” es un tipo de oxígeno que se produce en planicies abisales localizadas a profundidades de tres mil 500 a seis mil 500 metros bajo el nivel del mar.
Este tipo de oxígeno se produce gracias a que unos nódulos conformados por metales como níquel, cobalto y cobre, entre otros minerales, separan el agua de mar en hidrógeno y oxígeno, de tal modo que este último puede disolverse en el agua y ser aprovechado por los organismos que habitan en esos parajes.
[TE PODRÍA INTERESAR: Increíble tesoro: descubren más de 100 nuevas especies submarinas]
Debido a que este oxígeno es producido en la oscuridad total, pues a esas profundidades no llega la luz del sol, ha sido llamado “oxígeno oscuro”.
Dichos nódulos productores del “oxígeno oscuro” se encuentran en el Pacífico son más abundantes en la zona de fracturas Clarion-Clipperton, que se extiende desde México hasta Hawaii. También los hay, en menor cantidad, frente a las costas de Perú y Chile, al sur del mar Arábigo y en la parte central del Atlántico, explicó Elva Escobar Briones, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM.
“Su tamaño varía desde el de una canica hasta el de una papa y crecen muy lentamente, acumulando minerales, a lo largo de millones de años”, agregó la experta.
Uso humano del “oxígeno oscuro”
Al contener metales como níquel, cobalto y cobre, indispensables para fabricar baterías, estos nódulos son un valioso objetivo para la compañía canadiense de explotación minera en aguas profundas The Metals Company.
La académica de la UNAM explicó que “la idea de explotar nódulos polimetálicos no es nueva”, ya que, “viene del siglo pasado”. Sin embargo, aseguró “no se ha llevado a la práctica, porque cualquier empresa interesada debe demostrar su experiencia en la exploración de los fondos marinos, evaluar el recurso y probar que su extracción será redituable”.
Además dijo que, la fase de exploración dura 15 años y la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, cuya principal encomienda es tratar de gestionar y equilibrar los beneficios sociales de la explotación minera de dichos fondos con la necesidad de protegerlos y preservarlos, puede extenderla cinco, 10 ó 15 años más.
[TE PODRÍA INTERESAR: Taam Ja’, así es el agujero azul más profundo del mundo y está en México]
“Se dijo que The Metals Company quizá podría comenzar la explotación de los nódulos polimetálicos este año. Pero todavía no se han terminado los reglamentos para que esa actividad se realice de manera óptima. Además, se sabe que, por la magnitud de la operación en escalas de tiempo y espacio, podría causar daño a los fondos marinos y al agua del Pacífico, y pérdida de la biodiversidad que albergan”.
Elva Escobar Briones, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
¿Por qué es importante el “oxígeno oscuro”?
La universitaria explicó que aun se desconoce la magnitud del daño que puede causar la exploración y explotación de los nódulos polimetálicos productores de “oxígeno negro”.
Pero, destacó que la comunidad científica está preocupada porque la extracción de los nódulos polimetálicos podría afectar muchos de los procesos que ocurren en la interfase sedimento/agua y extinguir tempranamente especies que viven tanto en el agua como en los fondos marinos de la región.
“Varios procesos planetarios están mediados por la vida en los océanos, como la remineralización de la materia orgánica, en la que participan desde invertebrados que fragmentan las partículas que tienen su origen en la superficie y caen al fondo marino, hasta microorganismos que las colonizan y transforman en elementos y compuestos, los cuales regresan, por surgencia del agua de los fondos marinos, a la superficie, promoviendo así la producción de fitoplancton y la fotosíntesis”, explicó la académica.
En opinión de Escobar Briones, con la extracción de los nódulos polimetálicos también se podría alterar otro proceso fundamental para la vida en el planeta: el secuestro del carbono.
“El secuestro de carbono es donde el plancton y las algas marinas, entre otros organismos, capturan dióxido de carbono proveniente de la atmósfera y lo integran como carbono orgánico o biomasa, el cual, al morir aquéllos, se deposita en los fondos marinos. Posteriormente, la biota lo entierra en el sustrato, donde permanece miles de años, lo que permite regular el clima”.
Elva Escobar Briones, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
“Asimismo, al retirar los nódulos polimetálicos, una considerable porción de sedimento quedaría suspendida en toda la columna de agua. Esto podría perjudicar una función básica que realizan las medusas y salpas en el agua, y los corales y las esponjas en los fondos marinos: filtrar partículas finas y, con ello, mantener el agua transparente, ya que obstruiría sus estructuras respiratorias”, agregó.
“Sabemos que algunas especies de corales y esponjas de profundidad con edades que van de los cuatro mil a los 11 mil años podrían ser dañadas por esas mismas partículas. En suma, la pérdida de biodiversidad en los fondos marinos afectaría la remineralización y el secuestro de carbono”.
Elva Escobar Briones, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM
[TE PODRÍA INTERESAR: Científicos encuentran un virus misterioso en el fondo de la Fosa de las Marianas, el sitio más profundo del planeta]
De acuerdo con la universitaria, también “se debe tener en cuenta que, de acuerdo con la investigadora universitaria, los fondos marinos tardan en recuperarse más de mil años”.
“Casi todas las partículas que conforman el sustrato marino suave sobre el cual se desplaza y alimenta la biota de los fondos marinos tienen su origen en la superficie de los océanos y, en general, se depositan a razón de dos milímetros al año. Pasarían innumerables generaciones antes de que se recuperaran los 10 ó 20 centímetros que se retirarían de las planicies abisales al subir los nódulos polimetálicos y de que volvieran a ser colonizados por los organismos que hoy en día se encuentran allí”, apuntó.
Por ello, Escobar Briones concluyó que, “es necesario recabar datos más detallados para retroalimentar los modelos predictivos y generar un gemelo digital para presentar escenarios de lo que ocurriría con la minería sola y con la minería concatenada con los contaminantes existentes y en sinergia con el cambio climático“.