Después de décadas sacando provecho de las energías fósiles, países como Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Omán han anunciado inversiones millonarias para comenzar a producir hidrógeno verde, llamado el combustible del futuro” para diversificar sus economías y luchar contra el cambio climático.
Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Omán han invertido masivamente en este carburante que contamina poco y tiene numerosos usos potenciales, haciéndolo un recurso lucrativo y respetuoso para el planeta.
Ante la disminución de los ingresos petroleros en los últimos años, “los Estados del Golfo quieren tomar el liderazgo en el mercado mundial del hidrógeno”, dice Karim Elgendy, investigador del centro de reflexión británico Chatham House.
“Consideran el hidrógeno verde como esencial para mantenerse como grandes potencias energéticas y conservar su influencia cuando la demanda de combustibles fósiles disminuya”, observa.
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¿Qué es el hidrógeno verde?
El hidrógeno verde es un combustible universal, ligero y muy reactivo, que se obtiene a través de un proceso químico conocido como electrólisis. Este método utiliza la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua, por lo que, si esa electricidad se obtiene de fuentes renovables, se produce un combustible sin emitir dióxido de carbono a la atmósfera.
Esta manera de obtener hidrógeno verde, ahorraría los 830 millones de toneladas anuales de CO2 que se originan cuando este gas se produce mediante combustibles fósiles.
No obstante, existen algunos interrogantes sobre la viabilidad del hidrógeno verde por su alto coste de producción; unas dudas razonables que se disiparán conforme avance la descarbonización del planeta y, en consecuencia, se abarate la generación de energía renovable.
El hidrógeno verde, fabricado a partir de electricidad renovable, todavía no es comercialmente viable y su desarrollo puede tomar varios años.