La mayoría de las personas hemos coqueteado alguna vez en nuestra vida, lanzar miradas y una que otra sonrisa para aquella persona que nos deleita la mirada llega a ser común, pero ¿por qué lo hacemos?
De acuerdo con el académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, Tonatiuh Villanueva Orozco, el coqueteo es una forma de llamar la atención de la persona que nos gusta, una actividad que practican los seres humanos y el resto de los animales.
El coqueteo y la búsqueda de una mejor pareja
En psicología evolutiva se establece que el coqueteo se relaciona con la selección del mejor candidato para procrear, porque la idea es aparearse y posteriormente engendrar hijos. Así, los seres humanos buscan mostrarse como el mejor candidato u opción para ser la pareja de alguien más, señala la UNAM.
En esta faceta, las personas muestran su mejor versión para convertirse en la elección de un grupo o de una persona. “En muchas ocasiones se hace de forma intencional, incluso se convierte en la estrategia de uno mismo”, dice Villanueva.
El coqueteo también se puede dar de forma inconsciente. Por ejemplo, algunas personas se sienten atraídas por alguien, pero no lo aceptan, añadió el académico universitario.
Empiezan a actuar con cercanía, con mucho interés, cruzan sonrisas y miradas, quizá no tengan la intención de salir con esa persona pero juegan mucho con el lenguaje corporal, y sin darse cuenta están coqueteando.
¿El coqueteo es una arma de seducción?
Cuando un hombre o una mujer se saben atractivos llegan a utilizar el coqueteo cómo una forma de controlar, pero también como un arma para acercarse a los demás y obtener lo que quieren.
Es decir, coquetean de forma consciente, meditada, con alevosía y ventaja. Sin embargo, también hay personas que son así y les gusta coquetear sólo para llamar la atención, explica el académico de la UNAM.
En ocasiones, esta actividad puede ser confundida o mal interpretada por otras personas. Es decir, “puede ser que yo no coquetee, pero mi forma de ser es muy agradable y atractiva para los demás, lo que implica que las personas se sientan atraídas”, asegura Villanueva.
Generalmente esto sucede con personas que soy muy amables o cercanas a otras, ya sean hombres o mujeres, y la otra persona lo percibe como un coqueteo, pero en realidad no hay un interés.
Se trata de un hábito personal, pero también puede ser que el individuo ya sentía atracción por esa persona. Así, ven cualquier detalle como una insinuación o coqueteo cuando en realidad no hay una intención.
Desafortunadamente no hay reglas al respecto, por lo que es difícil establecer un límite en cuanto al coqueteo. “Sería más fácil llegar y decirle a esa persona que me atrae, que me gusta, pero para la mayor parte de las personas no es fácil, y por eso coqueteamos”, concluyó el académico.