Un grupo de astrónomos de la NASA ha observado el remanente de supernova de Kepler, es decir, la explosión todavía en curso de una estrella que se observó por primera vez en 1604.
El famoso astrónomo Johannes Kepler, fue quien vio la estrella explotar y ha estado explotando desde entonces.
Es por ello que la NASA no ha dejado de observar el fenómeno y le gusta comprobar el progreso de la supernova de vez en cuando.
En las nuevas observaciones que ha hecho la agencia, ha utilizado el Observatorio de rayos X Chandra que ha ofrecido algunos datos muy interesantes.
En particular, ahora se sabe que la velocidad de la explosión no se está desacelerando en lo más mínimo.
Las estrellas tienen una vida útil finita. Algunas simplemente se esfuman, pero otras estallan en espectaculares explosiones de supernovas. Esta supernova es un claro ejemplo.
El último estudio rastreó la velocidad de 15 pequeños “nudos” o fragmentos de escombros en el remanente de supernova de Kepler, todos brillando en rayos X. Se midió que el nudo más rápido tenía una velocidad de 37 millones de kilómetros por hora, la velocidad más alta jamás detectada de restos de supernova en rayos X.
“La velocidad promedio de los nudos es de aproximadamente 10 millones de millas por hora, y la onda expansiva se extiende a aproximadamente 15 millones de millas por hora”, señaló la agencia.
Los científicos han señalado que seguir la velocidad de una explosión que ocurre a 20 mil años luz de la Tierra es complicado.
Una de las preguntas que permanece sin respuesta sobre el remanente de supernova de Kepler es por qué la explosión ha evolucionado de la forma en que lo ha hecho.
Es posible, piensan los científicos, que “el área alrededor de la estrella en el momento de la explosión fuera ‘grumosa’ y que los escombros que rodean la estrella hayan ralentizado algunas partes de la explosión de supernova mientras permitían que se acelerara a través de otras áreas”.