La comunidad cultural de México está de fiesta, por el 56 aniversario del Museo Nacional de Antropología, uno de los recintos culturales más importantes del país y una verdadera joya hecha por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez que abrió sus puertas por primera vez el 17 de septiembre de 1964.
Ubicado en el corazón del Bosque de Chapultepec, sus 70 mil metros cuadrados de construcción reúne en armonía materiales, técnicas y necesidades contemporáneas, así como obras plásticas de numerosos pintores y escultores mexicanos, que en conjunto le otorgan su peculiar personalidad.
El Museo Nacional de Antropología fue realizado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, famoso por sus grandes obras que aportaron a la Ciudad de México algunos de sus inmuebles más representativos, fue construido en sólo 19 meses.
- Su construcción inició en febrero de 1963 y culminó en septiembre de 1964.
Ramírez Vázquez diseñó el museo bajo el concepto de “arquitectura de servicio”, comprendiendo las necesidades del todos los usuarios. Por ello, mantiene un juego armónico entre las áreas abiertas, las salas y los patios, con el manejo de la luz, las dimensiones y el material de los muros.
El recinto se encuentra hecho de mármol, aluminio y cristal, y posee la forma básica de rectángulo fraccionado en espacios que posibilitan funciones y sensaciones diversas.
La organización del inmueble se divide en:
- Plaza de acceso y fachada: compuesta por una enorme explanada de acceso libre, armonizada con el ambiente natural, que advierte al público la magnitud de lo que observará en la visita. La grandilocuencia del recinto se enfatiza con el relieve de la insignia nacional, el águila y la serpiente, esculpida por el artista guanajuatense José Chávez Morado sobre el mármol blanco de la fachada.
- Vestíbulo: fue diseñado para orientar y distribuir a los visitantes. Al centro se ubica un promontorio que representa la pirámide de Cuicuilco, pensado originalmente para exhibir la “Pieza del mes”. Hoy se utiliza para exposiciones periódicas de objetos del museo o de instituciones foráneas.
- Alas izquierda y derecha de la planta alta: alberga la biblioteca, mientras que el ala derecha se reservó como área académica. Fue la sede de la antigua Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) que al crecer se trasladó al sur de la ciudad.
- Salas: las salas del museo fueron distribuidas alrededor del núcleo central, de modo que es posible recorrerlas siguiendo un circuito continuo o de manera aislada, según el propio tiempo e interés.
- Patio central: posee un juego de extensas áreas abiertas al interior y exterior, que otorgan al visitante un movimiento libre y fluido, se retomó el concepto arquitectónico maya del patio delimitado por edificios, como el Cuadrángulo de las Monjas, en Uxmal. De la misma forma que en el conjunto maya, las estructuras alrededor del patio llevan un piso bajo plano y libre, mientras que el piso superior fue decorado con una celosía en forma de serpiente geometrizada, concebida por el escultor Manuel Felguérez en alusión al simbolismo de dicho animal entre los pueblos prehispánicos. El patio se dividió en dos zonas contrastantes según la luz que reciban: El paraguas y el área dominada por un estanque ligado a la Sala Mexica, que permite rememorar el origen lacustre de esta cultura. Además, se colocó un caracol de bronce esculpido por Iker Larrauri llamado “El sol del viento”, cuya función es emitir sonidos, emulando la musicalidad de los instrumentos prehispánicos.
- Sótano: Debajo del patio y las estructuras mencionadas subyace otro mundo: 15,000 m2 acondicionados para servicios educativos, talleres, oficinas, laboratorios, espacios de investigación, almacenes y anexos.
- El paraguas: éste emblemático elemento arquitectónico enfatiza el respeto por el entorno natural mediante una caída libre de agua. Su monumental estructura superior, que cubre una superficie de 82.06 metros por 54.42, es soportada por cables conectados a los edificios aledaños; se sitúa entre las “cubiertas colgantes” más grandes del mundo, pues cubre un área total de 4 mil 467.5 m2. Su columna fue revestida en bronce con un relieve escultórico hecho por los hermanos Chávez Morado, y fue dirigida por Jaime Torres Bodet. La composición escultórica se titula “Imagen de México” y lleva como eje los cuatro puntos cardinales, que representan la integración de México, la proyección de México y la lucha del pueblo mexicano por su libertad.